Excursión al bosque

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Sonó de nuevo como cada mañana, el maldito despertador, perforando mis tímpanos y taladrando mi cabeza con su molesto pitido, desde primera hora del día...

Otra vez a levantarme para seguir con la misma aburrida rutina de cada día...

Despertar
Lavarme la cara
Desayunar
Lavarme los dientes
Vestirme
Arreglarme
Y salir a trabajar

Siempre en ese orden... Todos y cada unos de los días del año. Excepto domingos y festivos. A pesar de que amaba mi trabajo y los animales, me sentía cansada de hacer siempre lo mismo.

Pero ese día, sin saberlo, iba a cambiar mi vida para siempre.

Me llamo Irina, y ésta es mi historia.

Siempre me había sentido diferente a los demás... No sabía por qué, pero así me sentía. Y como muchos humanos como yo, en más de una ocasión me había sentido sola y cansada de todo. Desmotivada por el mismo sin sentido día tras día... Siempre la misma rutina...

Me encontraba en uno de esos días que se dice: "Me he levantado con el pie izquierdo".

Llevaba varios días sin poder dormir bien. Me agobiaban las responsabilidades y los disgustos que había padecido poco tiempo atrás. Y como consecuencia, como suele suceder, mis pensamientos ante mis desgracias, viajaron automáticamente a otros malos recuerdos de años atrás...

Aprovechando que hoy no tenía que trabajar en la clínica, aproveché para irme a dar un paseo por el campo y así tratar de despejar mi mente. O al menos intentarlo...

Aunque yo siempre fui más de playa, teniendo en cuenta lo lejos que se encontraba la costa y que ese día estábamos en pleno invierno, decidí entrar al bosque. El cual también era hermoso ante mis ojos.

Siempre desprendía una paz extraña que no me transmitía otro lugar. Y me gustaba ver las flores y los animales que con suerte podía llegar a ver. Ya que era auxiliar de veterinaria, era lógico mi amor por los animales.

Aquel día, por suerte o por desgracia, según el punto de vista  de cada uno, estaba disfrutando el paisaje, cuando me encontré con un pequeño zorrito que me llamó la atención. Ya que nunca había visto ninguno. Y sin darme cuenta, empecé a seguirlo.

No sabría decir cuánto tiempo estuve tras el. Pero cuando decidí volver a la "realidad" y darme cuenta de que debía dejar de seguirlo, me giré hacia atrás y ya no sabía donde estaba ni cuanto había corrido. Ni tiempo ni distancia... Oficialmente estaba perdida...

Al ver de nuevo al zorrito pasar a mi lado y verlo corretear hacia el camino por el que creí haberlo seguido antes, decidí ir tras el una vez mas. Pero caminando y con cautela, atenta a mi alrededor...

Debieron pasar unos 10 minutos. Cuando note a un lado, a mi izquierda, que en medio del frondoso bosque lleno de árboles que tapaba la luz del sol, había un pequeño hueco, que permitía al sol filtrarse entre las ramas y marcaba un sitio en concreto del suelo, dejándolo iluminado. Pero no fue eso lo que llamó mi atención. Sino el hecho de que justamente en el centro de la zona iluminada, había una especie de circulo, perfectamente redondo, formado por unas setas blancas y brillantes que nunca antes había visto...

Y como una tonta hipnotizada, las estuve observando unos instantes, hasta que mi curiosidad, literalmente me empujó a acercarme para verlo más de cerca.

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Crónicas de una GuardianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora