Cigarras

Camisa

Uniformes tanto en vestimenta como en posición, los alumnos del Instituto Willow iniciaban el curso. El ocre otoño hacía conglomeraciones en el suelo que en ocasiones la lluvia pegaba al asfalto. Antes de unirme al orden de los primeros días de clase me regalaba pasear por los jardines calvos, entre los árboles caducos para disfrutar del olor a lluvia, el aire, la cromática, antes de caer en la monotonía que, en realidad, echo de menos.

Paseando pensaba en el verano y en este otoño, en un nuevo curso con nuevas caras y nuevos objetivos. Aunque en realidad quería creer que nada cambiaría, sabía que era imposible mantener una monotonía estable y que tarde o temprano el curso se haría ameno y no pesado como parecía estar obligándome a pensar para no hacerme ilusiones. Puedo resultar negativo conmigo pero es más fácil no llevarse sorpresas si vas preparado a cualquier respuesta.

Detuve mi paso, alguien hacía crujir las ramas del suelo interrumpiendo mis divagaciones. Mi mirada le rastreó y lo encontró no muy lejos, mirándome con extrañeza como si fuera la primera persona que ve en años, su mirada desprendía pánico pero apenas me giré y fue ver que continuaba su paso hacia las puertas de la entrada.

-"Que loco he de parecer aquí enmendio" pensé.

Ni siquiera identifiqué quien me observaba, no tuve tiempo apenas de pestañear y ya me encontraba ridículo por permanecer allí después de aquello. Tras un momento para volver en mí opté por entrar antes de que fuera tarde. Subí las escaleras, las escaleras ya estaban libres de tránsito lo cual significaba que había divagado demasiado tiempo, sólo me quedaba buscar mi clase. No fue difícil encontrar mi aula, en Willow todo es muy pequeño y organizado, el colegio eran dos edificios unidos por un jardín que nos separaba en sexos que de igual manera se encontraban en aquel jardín durante la hora de descanso. (Que tontería).

Toqué la puerta unas veces para pedir permiso y como de costumbre no pasó nada, llegaba tarde pero no pasaba nada, nadie parecía molesto ni siquiera el profesor. Encontré un asiento cerca de una ventana, no necesitaba nada más que eso, me encanta mirar por la ventana, escuchar los pájaros y respirar el olor a lluvia de madrugada que permanecía en el aire antes de que el Sol acabara una vez más con todo. Nadie hablaba realmente conmigo de manera frecuente, sólo me preguntaban los ejercicios, horarios y demás. Entiendo mi "minusvalía" por así denominarlo y comprendo que relacionarse conmigo sea difícil pero...supongo que no hay nada más allá del pero, cada uno es libre.

No conocía a nadie, todo el mundo era nuevo para mí. Si que los había visto merodear antes a algunos; fumando, comprando o cruzado en los pasillos pero no los conocía directamente. (Ni nunca lo hice).

La clase empezó y perdí el contacto con la realidad, sabía que el primer día nada tendría relevancia que no supiera, sólo miraba por la ventana, volvía a divagar mentalmente, en el otoño, en mí, en mi tiempo, en cualquier cosa, mi mente se contentaba.

Torcí mi mirada de lado, abandonando temporalmente la ventana y mi micromundo y entonces, hubiera gritado si hubiera podido, al comprobar que alguien estaba sentado a mi lado, Compartiendo mesa. Lo miré y no era de aquí ni de lejos, no lo había visto en Willow antes...o ¿tal vez si? Entonces él me miró, se percató de mi expresión y presencia y su gesto fue simple, levantó su mano cuidadosamente y me saludo con ella.

Volví en mí, era sólo una persona, nada más. La profesora previamente había presentado a aquel chico como un nuevo alumno en Willow pero yo no me enteré hasta que el mismo me lo hizo saber. Volviendo a mi pequeño pánico social de no relacionarme con nadie me puse algo nervioso y acelerado al encontrarme con alguien a mi lado. Recordé como meditaba en el jardín hace menos de una hora en que este curso se vería interrumpido por algo nuevo de una forma algo sarcástica pues la verdad no me esperaba realmente nada.