DEO

Capítulo I: Ayuda

Érase una vez en un pueblo un chico llamado Deo, este chico tiene 7 años, es un chico de cabello castaño y ojos de color azul; la mayor parte de sus vecinos lo querían porque es una persona muy alegre, al igual que es muy despreocupado.
Su familia esta formada por su padre, su madre y su pequeña hermana de dos años, su nombre es Romina. La familia de Deo es de bajo recursos, no podían comprar diversas cosas, entre esas cosas la medicina lo cual fue algo serio, ya que sus padres enfermaron y poco después murieron dejando a Deo sólo con su hermana.

Se quedaron sin hogar, no tenían a donde ir, no tenían que comer lo cual llevó a Deo a robar para poder sobrevivir junto a su pequeña hermana. De pronto, se encontraron con un grupo de niños los cuáles también no tenían hogar, iban con una vestimenta muy extraña, no se le podían ver muy bien los rostros; él pudo ver bien uno de los rostros de los chicos, el rostro era de una chica, tenía unos muy bonitos ojos color verde con un girasol. Los chicos se acercaron a Deo, se le quedaron viendo por unos minutos, dejaron un costal y se fueron corriendo, él muy confundido revisa que hay en el costal y se encuentra con un par de manzanas, realmente estaba muy agradecido con aquellos chicos ya que podía alimentar a su pequeña hermana.

Pasaron varias semanas y Deo no volvió a encontrarse aquellos chicos que les dieron las manzanas. Estaba tratando de sobrevivir junto con su hermana, cuando un día su pequeña hermana enfermó, no tenía medicinas, no tenía nada con que tratarla, estaba muy asustado, no quería que volviera a suceder lo que les pasó a sus padres así que fue pidiendo a la gente que lo ayudara, pero nadie le hizo caso, otros solo lo veían y se reían de él o se alejaban por lo mal que se vía. Deo estaba muy desesperado, no sabía que hacer, estaba realmente solo, no tenía a nadie, en ese momento se dio cuenta de lo solo que estaba, de la crueldad de la gente.

Pasó un día, Deo seguía muy asustado, cada hora que pasaba iba perdiendo la esperanza, cuando menos se dio cuenta estaba llorando ya que no quería perder a su pequeña hermana.

En ese momento sintió un golpe, el alzó la cabeza y a la lejanía observó que en un rincón estaban los chicos que le habían dado las manzanas, revisó que era lo que le lanzaron y era otro costal el cual contenía medicina, manzanas y unas cuantas mantas, estaba muy feliz.

-¡Muchas gracias, no sé qué hubiera hecho sin ustedes!- Les gritó -No saben qué tan agradecido estoy.

-No hay de que, cuida bien de ella- Contestó uno de los chicos.

En ese momento, se encontraba muy feliz. Se fue a darle la medicina a su pequeña hermana. Desde ese día volvió a tener esperanza de poder seguir adelante.

Su pequeña hermana empezó a mejorar después de que Deo le diera la medicina. Después de un tiempo mejoro por completo, él estaba muy feliz ya que gracias a esos chicos el pudo salvar a su pequeña hermana, trató de buscarlos de nuevo para agradecérselo apropiadamente y darles algo a cambio por esa medicina y las cosas que les han estado dando para que puedan sobrevivir.

Deo siguió buscando a esos chicos, pero no los encontró, se preguntaba ¿Dónde están aquellos chicos los cuales nos salvaron?

Pasaron días, semanas, meses y el ni siquiera los encontró, pero nunca se rindió, siguió buscándolos.

No importa que pase, los encontrare.-Pensó.

Un día Deo iba caminando por las calles con su pequeña hermana, de pronto, vio a uno de los chicos y lo empezó a seguir todo el camino, permanecían ocultos para que no se diera cuenta que lo estaba siguiendo.

El chico se dirigía a una casa muy apartada del pueblo, dónde nadie iba por temor.

-¡Oye tú! - Le gritó Deo.

-¿Qué estás haciendo aquí? Debes irte.

-¿Por qué? ¿Qué está pasando?

-Por favor vete de aquí.

Se empezaron a escuchar ruidos extraños que provenían de la casa. Deo se fue corriendo de ese lugar con su pequeña hermana en brazos; nunca volvió a ese lugar.