La Gota que llenó el vaso

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Levantarse de la cama sin despertador comenzó a ser una costumbre en Lincoln Loud, parecía un día en el cual levantarse con el pié derecho. El ruido de las chicas en sus cuartos era lo primero y lo último que escuchaba en las noches, se levantó de su cama, dando una sonrisa y vistiéndose.

— Nunca me había despertado tan feliz, tal vez sea una señal de que este será un buen día. Bueno... Tengo a mis hermanas y ningún día es aburrido- Dijo Lincoln a la cuarta pared. Para después salir, las puertas estaban cerradas, pero la delgada capa de concreto era suficiente como para que hubiera algo de ruido.

La puerta más cercana era la de Lisa y Lily, golpeó la misma esperando una respuesta apropiada.

— Buenos días Lisa- Dijo Lincoln con toda buena intención.

— Hermano mayor, creo que no entiendes el hecho de que estoy ocupada, no me molestes ahora- Dijo Lisa.

— ¿Al menos puedo pasar a saludar a Lily?- Dijo Lincoln.

— Está bien- Dijo la castaña menor de manera pesada. Lincoln tomó a Lily en brazos, le dió un beso en la mejilla y la abrazó. Esta se veía muy contenta de verlo, pero poco duraría el contacto ya aún tenía que irse.

— Bien, ahora que saludarte a la última de nuestra familia, agradecería que te fueras- Dijo Lisa haciendo que Lincoln dejara a Lily en su cuna, dando pie a que se fuera de la habitación, dando la niña genio un agresivo portazo. Desde el punto de vista de Lincoln, parecía que se había levantado con el pie izquierdo, pero sabía que Lisa era la mayor parte del tiempo alguien amargada.

Le restó importancia y fue a la puerta de enfrente, donde estaban las problemáticas e inquietas gemelas, y como no, peleando. Lincoln vió la puerta entreabierta, la abrió y vió a Lola y Lana en una batalla por lo que parecía una barra de chocolate.

— ¡¡DAME EL CHOCOLATE!!- Dijo Lola

— ¡¡PARA QUÉ LO QUIERES SI HASTA TIENE PELUSAS!!- Dijo Lana, y no era mentira.

— ¡¡No me importa!!, ¡¡Es chocolate!!- Dijo la rubia princesa.

— Hola gemelas- Dijo Lincoln.

— ¡¡LÁRGATE!!- Gritaron las dos y cerraron ambas la puerta mientras seguían peleando, dada la salvaje naturaleza de las gemelas Lincoln no se sorprendió. Osea, meterse en una pelea con las gemelas ya lo había hecho antes, pero algunas veces se ponían muy agresivas. Era el turno del cuarto de Lynn y Lucy.

Lincoln tocó la puerta, pero esta estaba entreabierta. Intentó saludarlas con una buena intención, haciendo que Lynn sea tomada por sorpresa y Lucy... Pues estaba postrada en la cama mirando al techo.

— Hola chicas- Dijo Lincoln. Y ahí entendió que si una pelota de tenis rodaba por el cuarto de Lynn, la cosa iba a ponerse fea.

— Rayos, iba camino a mis cincuenta rebotes, espero que estés feliz, idiota- Dijo Lynn enojada.

— Oye, solo vine a saludarlas- Dijo Lincoln a la defensiva.

— Hazlo rápido- Dijo la castaña.

— Buenos días Lucy- Dijo Lincoln cambiando el tono.

— ¿Que tienen de buenos?, ¿El hecho de que por cada día que pasa, el tiempo cada vez más se denigra hasta llegar a una fatal línea de meta donde nos espera una figura con una hoz?, Pues lo siento hermano, pero yo no digo buenos días, solo existen los días- Dijo Lucy de una manera innecesariamente oscura. Lincoln quedó con la piel de gallina y quedó con la mirada extrañada.

— Listo, ahora, ¡¡Fuera de nuestra habitación!!- Dijo Lynn cerrando la puerta, también, de manera brusca. ¿Que tenían las chicas con los portazos?, Las chicas estaban siendo más pesadas con el que de costumbre, pero aún con esas su buen humor no se iba, esta vez esperaba una gentil respuesta de Luna o Luan.

Escape De La Casa LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora