Maddie se había quedado quita a unos pasos de ellos.
<<Ese chico es hermoso, quizás el chico más hermoso que jamás allá visto.>> se ruborizo ella ante su pensamiento y la mirada tan intensa del chico.
-Maddie, ven, para que te presente.-dijo Greg. Sin saber bien que hacer, ella solo sonrió y camino hacia su padre. -Maddie ellos son Elisabeth y su hijo, Ed.
La joven sonrió nerviosa.
-Soy Elisabeth. Es un placer por fin conocerte, tu padre me hablo mucho de ti. Déjame decirte además que eres mucho más bella de lo que tu padre me dijo.-dijo la bella mujer.
Maddie vio en los ojos de aquella mujer, un brillo de felicidad y amor maternal, que le hizo creer en lo que decía. Le hizo pensar que era buena, para ella y su padre.
-Gracias, también es un placer para mí conocerlos.- respondió ella, en un tono dulce.
El pelirrojo por su parte no pronuncio ni una sola palabra, se limito a contemplarla sonriente.
-¿Qué les parece si cenamos? ¡He cocinado yo mismo!- dijo emocionado, el padre de Maddie.
Ed y su madre rieron ante el tono de emoción que había usado Greg.
Madre e hijo se sentaron alrededor de la mesa rectangular, mientras que padre e hija trajeron la comida y acomodaron todo sobre la mesa, minutos después ya estaban cenando, los cuatro juntos.
Ed conto que quería ser cantante y que cantaba en algunos bares. Lo que impresiono a la pequeña Maddie y a su padre.
Al terminar de cenar, Elisabeth y Greg, para traer el postre, dejando solos a la hermosa Maddie y al bellísimo Ed.
La castaña se ruborizo al sentir la mirada del chico sobre ella y levanto la vista, para poder verlo. Cuando ella lo miro, el solo le sonrió, como si ahora fuera más feliz que nunca antes, lo que hizo que ella se sintiera rara, pero igual le devolvió la sonrisa.
La madre de él y el padre de ella, volvieron con el postre, brownies.
A la pequeña castaña le encantaba el brownie, comió un trozo, otra y otra.
-Delicioso.- murmuro, antes de comer el último trozo que le quedaba.
Greg rio, ante la alegría, casi infantil de su hija y comento:
-Es que Maddie ama el brownie.
El joven, quien todavía ni tocado su brownie, arrimo su plato, con su porción, a ella y dijo:
-Toma, puedes comerte este también.
La madre del joven lo miro algo sorprendida ante el acto de su hijo, junto al padre de ella, mientras que ella solo lo miraba sin entender.
-Pero...
-Está bien, en serio, puedes comerlo.-dijo él con toda la dulzura del mundo.
Ella lo comió sintiéndose algo avergonzada, pero muy feliz por tener más de aquella delicia.
-Cuando mi madre me dijo que tendría una hermana de mi edad, creí que sería raro, pero ahora que conocí a Maddie, me siento muy feliz, porque mi madre debió confundirse o algo, ella es tan pequeña y adorable, siempre quise tener una hermanita menor, como ella.-conto él.
-¿Hermana menor?- murmuro el rubio, padre de ella.
La castaña se sintió tan avergonzada, que se paró de la silla y se fue, sin decir.
-No Ed… ella.- murmuro la madre de él.
-De hecho Maddie cumple diecisiete años en Septiembre, de este año. Así que tú eres su hermano menor.- explico el rubio.
-¿Qué? Pero si es tan adorable y pequeña, pensé que tendría unos trece años.-explico él, sorprendido, ante la explicación que le acababa de dar.
-Yo creo, que ya se ha hecho tarde, debemos irnos.-dijo Elisabeth.
La verdad era que no era tan tarde, pero se sentía un poco incomoda por lo que había sucedido con la pequeña castaña.
-Está bien, los acompaño a la salida.- dijo el rubio, amable.
-Greg, siento mucho lo que ocurrió con Maddie, solo crei…
-No, está bien Ed, ella estará bien. Solo se apeno un poco por ti. No te preocupes hablare con ella.- le explico el hombre al chico pelirrojo.
Los tres se despidieron y el rubio volvió a su casa, mientras que su bella novia se retiraba junto a su hijo.
En realidad, esta seria la continucion del capitulo 1 que no habia podido terminar, pero bueno, ahora quedo como capitulo dos.
Espero que les haya gustado, ya en los siguientes capitulos Maddie y Ed empizan a estar mas unidos.
Si les gusto voten y comenten, por favor!!
Gracias por leer, los quiero!!