Era una noche oscura y fría, el viento soplaba arrastrando las hojas caídas que había en el suelo, las nubes tapaban la luna impidiendo que esta pudiera iluminar como cada noche hacía. Una farola algo vieja estaba comenzando a parpadear, seguramente se fundiría esto hacía que el ambiente fuera aún más oscuro.
Un muchacho caminaba despacio intentando ver entre la oscuridad, pateo una lata provocando un potente ruido que hizo que se asustara. El joven acercó sus manos a la boca y sopló suavemente en un intento por entrar en calor. Esa noche había elegido unos de los peores barrios para caminar, estaba abandonado y sus casas estaban desconchadas, tenían las ventanas rotas y muchas de ellas las puertas abiertas parecía que en cualquier momento saltaría algo o alguien sobre ti.
- ¿Por qué estoy aquí? - se preguntó Alex asustado, el miedo y el frío comenzaban a hacer mella en él, provocando que sus mejillas se sonrojaran y su nariz comenzara a gotear. Suspiró y se llevó uno de sus rosados mechones detrás de la oreja, siempre había odiado su color de pelo. Éste había sido objeto de burlas en el colegio, incluso cuando llegó al instituto tuvo que seguir oyendo todas tipo de mofas. Hasta ahora, que estaba en su último año, continuaba escuchando comentarios estúpidos por parte de alguno de sus compañeros simplemente por su particular color de cabello.
-Soy idiota. – dijo mientras las lágrimas amenazaban con salir, sus compañeros le habían prometido parar con las bromas si superaba una prueba de valor y él había sido tan inocente de creerlos, ahora se encontraba allí muerto de frío y de hambre.
Pateó una piedra, la cual perdió de vista después de haberla pateado, gritó de rabia al ver que ni siquiera después de esto sus compañeros dejarían de reírse de él. Dominado por el cansancio cayo de rodillas, provocando un pequeño escozor en estas a causa del golpe. Colocando sus manos encima de sus piernas, agarró con fuerza la tela del vaquero y lloró, mientras el aire helaba cada una de sus lágrimas.
Oyó un extraño ruido y levantó la mirada, pero no pudo ver nada, la falta de luz le impedía identificar lo que había provocado aquel sonido. - ¿Hay alguien ahí? - dijo con la voz temblorosa, pudo distinguir en la oscuridad una sombra la cual no paraba de moverse a una velocidad increíble.
De pronto un objeto salió disparado, sintió un escozo mientras su mejilla comenzaba a humedecerse de un líquido granate. Con pulso tembloroso llevo un par de dedos hacia la herida mientras la analizaba cuidadosamente con la yema de estos.
- ¿Qu-Quién anda ahí? – grito desesperadamente mientras sus palabras se ahogaban en su garganta. Reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, logró ponerse en pie y comenzó a correr lo más rápido que pudo. Estaba oscuro y tampoco podía ver muy bien por donde iba así que tropezó y cayó de rodillas, con un quejido intentó incorporarse, pero no pudo, si seguía hiriéndose puede que no saliera vivo esa noche.
-Cuidado- pronunció una voz ronca, si no fuera por la situación podría atreverse incluso a decir que era sexy. Con un movimiento de brazo desvió un objeto que de nuevo atentaba contra la vida del muchacho. Solo podía ver su imponente figura, era un poco más alto que él y por el tamaño de sus brazos se notaba que estaba en forma, pero lo que más le sorprendió fue su cabello, azabache como la oscuridad de esa noche y perfectamente descolocado. - No te muevas de aquí. – dijo con una voz autoritaria, viendo la situación el pelirrosa se lo pensaría dos veces antes de moverse, tras pronunciar aquello desapareció de un solo movimiento. Su velocidad era increíble, incluso se atrevería decir que más que la de la figura que lo había atacado.
Alex estaba atónito, ¿Qué estaba ocurriendo? se preguntó, nunca hubiera imaginado que lo que fue una broma intencionada por parte de sus compañeros hubiera acabado en un intento de asesinato hacia persona. Se llevó las manos a la cabeza, entrelazando sus dedos con sus mechones rosas y comenzó a sollozar de nuevo.
- ¿Por qué lloras? – sus pensamientos cesaron en cuanto escuchó aquella voz, alguien se había agachado hasta colocarse a su altura. No podía ver quien era a causa de la luz, aun así, los negros ojos del desconocido brillaban a pesar de la poca iluminación que había. Tembloroso comenzó a echarse hacia atrás por miedo a que volvieran a herirlo. -Eh, tranquilo. El peligro ya pasó, estás a salvo. ¿Y ahora me dirás por qué llorabas? – dijo gentilmente la voz del desconocido, la misma que le había advertido que no se moviera, acercándose un poco más retiro con cuidado los mechones rosáceos del muchacho para poder ver mejor su rostro.
-Soy débil, estoy solo y ahora mismo solo quiero volver a casa. – sus palabras se escucharon como un murmullo, pero eso no impidió al azabache escucharlo.
- No nos iremos hasta que te calmes. – dijo mientras su mirada no se apartaba del rostro del muchacho, este estaba enrojecido a causa de las lágrimas, sus preciosos ojos verdes estaban enrojecidos de tanto llorar y en la mejilla derecha tenía un corte que seguramente fue causado por el primer kunai que lanzó el enemigo. El desconocido pensó alguna forma de distraer al muchacho para que este se relajara. - ¿Cómo te llamas? – preguntó suavemente.
- Me llamo Alex. - dijo secando sus ojos con la manga de su camiseta, la cual se humedeció enseguida, el azabache sonrió con ternura, que dejara de lloriquear era un paso, así que prosiguió.
-Yo me llamo Dylan y tengo 17 años, encantado. – sonrió, haciendo que sus blancos dientes relucieran en la oscuridad, se puso en pie y tendió su mano para ayudar al pelirrosa a levantarse.
- Tienes mi misma edad, aunque tú eres más alto. - murmuró fijándose en que el chico le sacaba por lo menos una cabeza. Tomó la mano del muchacho y con un gran esfuerzo logró ponerse de pie, agarrándose del brazo de su salvador intentó mantener el equilibrio.
-Tu mejilla...- comentó Dylan, y entonces comenzó a buscar algo en sus pantalones, cuando lo encontró se lo tendió al muchacho. -Toma-le ofreció un pañuelo, Alex lo tomó e hizo presión en su mejilla, en un intento de limpiar la sangre que había brotado del corte, el cual aún seguía abierto. - Es extraño ¿no puedes curarte? - El pelirrosa posó sus verdes ojos en los negros de su compañero y le dedicó una mirada confusa. -Olvídalo - dijo el moreno dándose cuenta del error que había cometido, el color del cabello y sus ojos no podían engañarlo, era él, pero al parecer aún tendría muchas cosas que descubrir.
-Voy a acompañarte a casa. – se ofreció de forma arrogante, soltándose de su agarre para pasar a rodearle los hombros con su brazo.
- ¿Quién ha dicho que yo necesite tu compañía? – preguntó Alex mientras levantaba una ceja, intentó soltarse de su agarre, pero el moreno no se lo permitió.
- Estás muy magullado no voy a dejarte solo. - dijo mientras apretaba su agarre, causando que el otro muchacho soltara un quejido.
-Intentaría explicarte dónde vivo, pero no soy dando indicaciones así que tu sólo sígueme. – y con aquellas palabras ambos se encaminaron a la casa de Alex.
Hola :) ¿Cómo estáis queridos lectores y fans de naruto? este es el primer capítulo de mi historia, puede que no parezca gran cosa, pero os aseguro que el transcurso de la historia os va a gustar. Votad y comentad :D
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Un Paso Hacia La Guerra (Yaoi)
Fanfiction¿Bromeas? ¿Yo un ninja? Alex era un chico normal con una vida normal. Era bastante tímido y asustadizo, una noche por casualidades de la vida acabó en una calle que poco le sonaba y un suceso ocurrirá que hará que su vida de un giro inesperado.