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Abrí un momento los ojos, mire hacia el despertador y...¡Eran las 8! Me vestí todo lo rápido que pude y baje a la cocina donde mamá estaba con mi desayuno encima de la mesa.
-¡Mierda! llego tarde a clase.- Dije mientras me apuraba con el desayuno.
Salí de casa y fui corriendo para poder subirme al autobus, pero ya había pasado, tendría que ir andando, bueno, más bien volando y aún así llegaría tarde... Una vez mas...
El día no empezaba precisamente bien, espero que esto mejore a lo largo del día.

Después de correr más que en la clase de gimnasia, por fin llegue a la escuela, pero tuve que esperar a que empezará la siguiente clase para poder entrar.
Sonó el timbre y pique a la puerta tímidamente.
-Sr. Wester¿puedo pasar? Perdón por llegar tarde, no me sonó el despertador.
-Pasa Melisa, otro día llegando tarde...
Todos se quedaron mirando como iba hacia mi mesa mientras el Sr. Wester empezaba con la clase de filosofía.

Después de tres largas horas, por fin llego la hora de salir al recreo.
-¿Como te va el dia?- me dijo mi mejor amiga Kendra.
-Bien, supongo ¿Y a ti?- no sabía yo ni cómo me iba el día.
- No tengo queja la verdad, además ha llegado un chico nuevo ¡y esta buenísimo!-me paro un momento en medio del pasillo y pregunto-¡¿Ya le has visto verdad?!
-Pues no, tampoco sabía que vendría alguien nuevo.

*RING-RING*

Que ganas tenía de que acabasen ya las clases para poder llegar a casa, era viernes, y eso me hacía querer acabar aún antes.

Cuando ya se acabo toda la tortura, salí del instituto como si me fuese la vida en ello mientras Kendra y yo hacíamos los planes para la fiesta del sábado y de repente
-Melisa mira, ese es el nuevo chico guapo que ha llegado, aún no me sé su nombre pero lo descubrire. Es guapo ¿Verdad?- casi se la cae la baba hablando de el y sólo le conoce de verle un día y sin hablar.
-Pues no se, si tu lo dices...

Llegue a casa y ahí estaba mi mama cocinando, mientras mi hermano recogía su habitación y papa aún no había llegado del trabajo.
-¡Hola mami!- le dije mientras le daba un beso.-¿Necesitas ayuda?-
-Hola cielo, me conformo con que vayas poniendo la mesa.
-¡Eso está echo!
-A por cierto Melisa, hoy han venido los vecinos nuevos, después iremos a darles la bienvenida.
-Pff...no tengo ninguna gana mamá...-quería quedarme en casa, relajada, escuchar música y preparar todo para la fiesta de mañana.
-Sera solo un momento. Llama a tu hermano, que ya vamos a comer.

Fui hasta las escaleras y le dije a Marc que íbamos a comer.

Después de acabar la comida, ayude a mamá recogiendo la mesa y  subí a mi habitación. Llamé desde Skype a Kendra y nos pusimos hablar de la fiesta de mañana.
-¿Que te vas a poner tu?-pregunté a Kendra mientras miraba mi armario.
-Supongo que me pondré el vestido plateado, es una fiesta en la que hay que ir arreglada ¿y tu?
-Ni idea... me gusta esta falda negra con la blusa blanca, la que tiene la espalda abierta, con los tacones negros.-mientras colocaba la ropa encima de la cama, haciéndome una idea de como podría quedar.
-Creo que estarías guapisima con eso, y así seguro que ligas algo.- dijo mientras yo me ponía roja.
-¡No hay quien pueda contigo!-reí.

Dos horas de larga conversación y unos 40 conjuntos, ambas dos teníamos claro, ropa, hora, y que íbamos hacer.
De repente mamá me llamo para bajar, imagine que tendríamos que ir a conocer a los nuevos vecinos, aunque no tuviese ninguna gana.
Me despedí de Kendra y le dije que le hablaba después cuando llegase.

-¿Estas lista para ir Melisa?
-Si mama, vamos...-puse cara de estar agotada, igual con suerte me dejaba quedar en casa, pero no salio bien

Menos mal que tan sólo vivían una casa más abajo de la nuestra y no hizo falta caminar mucho.

Mamá pico al timbre, una mujer sonriente abrió la puerta.
-¡Hola, bienvenidos!-dijo la mujer.
-Buenos días, somos los vecinos Stewart, de la casa de arriba, queríamos darle la bienvenida al vecindario y decirle que cualquier cosa que necesite, estamos ahi.-mamá siguió hablando, una vez que le das cuerda no hay quien la pare.
-Muchas gracias, soy la Sra.Linz, un placer.- dijo mientras nos daba paso a su casa.
Era una casa espaciosa, muy parecida a la nuestra en el orden de los muebles, aun había cajas por el medio. Nos llevo hasta el salón y tomamos asiento.
Ella llamo a sus hijos para que bajaram de su habitación.
-Estos son mis hijos, Adam y Elías.
-Hola, buenos días.-dijeron al unísono.
Adam... Me sonaba ver a ese chico antes, pero no se muy bien de que.

-Esta es mi hija Melisa.-salude-Y este de aqui es Marc.

Marc y Elías salieron al jardín a jugar, mientras nosotras y Adam nos quedamos charlando en el salón, bueno ellas, Adam y yo solo mirábamos hacia los lados sin saber muy bien que hacer ni decir.
-Melisa ¿por que no le enseñas el barrio a Adam?-ambas dos estaban de acuerdo.
Me valía cualquier cosa con tal de salir de allí, me estaba muriendo del aburrimiento.
Adam y yo nos levantamos y nos fuimos.

Todo acaba en nada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora