XIII: >>Bye Joseph, bye<<

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Desbloquee la pantalla, teniendo como resultado, 8 mensajes en total y de 3 contactos, di clic:

Derek: --¿Hablas enserio? ¡Pobre Kat! A mí, el chocolate no me gusta, si es que pruebo alguna comida chatarra, son especialmente alimentos salados :3 –

Derek: --¿Ahora que hacías? –

De los 8 mensajes, aquí tenía 2 y eran del inseguro Derek, le respondí:

Kat: --Es enserio, pero bueno...yo no suelo consumir comida chatarra, sufro de colon irritable y la mayoría de los alimentos, me hacen mal. Tiene sus pros y contras...

Kat: --Mh nada, estaba tomando un refresco, el calor es insoportable x.x – dije, llevando a mi mirada hacia el escritorio, en donde se encontraba la fotografía de su foto de perfil. No he pensado que hacer con ella, analizarla como una detective, sería una opción, pero aun no, en cualquier momento llegaría Joseph y sus problemas. ¿Ahora qué? ¿Peleo otra vez con Hannah? ¿Quiere remediar las cosas? ¡No lo sé! Una de las cosas que me encantaba de mi mejor amigo, era su espontaneidad. La que lamentablemente, ya no vivía...

El siguiente mensaje era justamente de Joseph:

Joseph: --Voy caminando, me quedan un par de cuadras. Procurare que sea corta mi visita, no quiero molestarte...--

Llevaba mi celular en mano, dejando el chat abierto, baje las escaleras rápidamente, para sentarme en el sofá de la sala de estar. Ya en posición de esperar su llegada, dije:

Kat: --Dale, no te preocupes n.n – le escribí, mientras buscaba el otro chat, aquella persona me había escrito los 5 mensajes restantes. ¡POR FIN SE DIGNO A HABLARME, MALDITA DESGRACIADA! Bueno, con mi mejor amiga nos tratamos suavemente...a veces, pero siempre con amor. Era Hannah, justo ahora que viene Joseph a mi casa, ¡ni loca le digo que viene hacia acá! Podría enojarse y no tengo ánimos de discutir con nadie:

Hannah: --Maldita zorra, ni me hablas >:c –

Hannah: --¿Tienes otra mejor amiga ahora, cierto? ¡Kaaaaaaaat! :c te echo de menos, deberíamos salir un día a la piscina, necesito broncearme...-- sus dos mensajes, habían sido recibidos de manera simultánea.

Hannah: --¿Qué pasa? ¿Usas Whatsapp o no?—dijo, luego de 10 minutos de haber enviado los primeros mensajes.

Hannah: --Kath, no me he sentido bien...mi hermano llego borracho y mis papás me hicieron pagar los platos rotos a mi...como siempre :s –

Hannah: --RESPONDE, PERRA ASQUEROSA >:c. Ya sé que no me amas </3 – fue su último mensaje, hace tan solo 15 minutos.

Mi mejor amiga me preocupa, mi mejor amigo (aún) también me preocupa y el papá adolescente, me preocupada igual. El mundo quería que me volviera una neurótica o yo misma quería estarlo, por consecuencia, mi estómago sufría constantemente cólicos. De este conjunto de conversaciones, el más urgente y grave, era el de Hannah. La adoro, somos amigas desde pequeñas, toda nuestra infancia unida y la adolescencia de igual modo. Tenemos un sinfín de planes, exclusivamente con relación a la universidad, ambas viviendo en la capital del país, ¿qué mejor? Nuestro himno era "22" de Taylor Swift, la amamos.

Con mi capa de heroína, le escribir un breve testamento. Digo "breve", porque para su cumpleaños, fueron más de palabras:

Kat: --Hannah, perdón :c

Kat: --Si supieras todo lo que me está pasando, me siento como en una montaña rusa y no tengo idea de cuando toda la inestabilidad desaparezca. Hannah, perdóname si no te respondí enseguida, perdón si no te he llamado, pero tratare de estar más presente para ti. Eres mi mejor amiga, de aquí hasta el fin del mundo, porque aunque no lo creas, logras entenderme como una hermana (y eso que tengo una sanguínea y ni lo hace). ¡Ya sé! Te lo compensare, podemos... -- me detuve por el ruido que se expandía por toda la sala, me mantuve de pie, insegura de quien podría ser el que propagaba los golpes tras la puerta, cuando escucho una tosca y raspuda voz, era Joseph, diciendo:

--¡Aloooooooo! ¿Kaaaaaat? – decía incesantemente.

Deje el celular entre medio de los cojines del sillón, esperaba pronto poder volver y terminar de hacerle la invitación a Hannah. El ruido era insoportable, además de sus gritos estilo comerciante ambulante, me retumbaba en los oídos. Tenía dos opciones, me paraba a abrirle o le gritaba que se fuera, por supuesto que escogí la primera, no soy mal educada, menos si tengo vecinos a mí alrededor que pueden oírlo todo.

Estando en la puerta principal, deje que un suspiro saliera de mí, para darle inicio a la posible ultima charla con Joseph, estaba cansada de sus arrebatos con Hannah e incluso algunos conmigo. Le abrí la puerta, el me sonrió, le señale que entrara a la casa, el asintió y me senté nuevamente en el sillón con cojines suaves, los que mantenían ocultos mi celular, le dije:

--Joseph, toma asiento y cuéntame que es lo que te trae por aquí...-- dije sarcástica, mientras cruzaba mis brazos y recostaba mi espalda.

--Mi única intensión...es poder despedirme de ti, no creo que sea posible que pueda hacerlo de Hannah, pero...--suspiro—Me iré a Londres por unos meses, mis padres me inscribieron a un curso de intercambio, pero esta vez es indefinido, porque estoy a punto de ser mayor de edad, puede que llegue a encantarme Londres y comience mi nueva vida...-- finalizo, acariciando su cabeza y bajando la vista hacia el suelo, como si hubiera quedado adherida su mirada al piso.

No me parecía mala la idea, si quería "buscar su felicidad" y escapar de todos sus problemas, construir una nueva identidad, no afeitarse, raparse, fumar o lo que fuese, era su vida. Una de mis filosofías de vida, es que si quieres mucho a alguien y te cuenta uno de sus planes, ya sea algo que pronto vendrá o falta tiempo aun, lo único que debes hacer, es darle tu apoyo o no, pero JAMAS dártelas de "impidiere que lo haga, es imposible que vaya hacer eso". No, porque cuando tienes una cierta edad de madures, debes dejar hacer al individuo lo que se le plazca. Mi reacción fue de sorpresa, dejando una sonrisa entre dientes, no podía quedarme muda, al fin y al cabo, sería el viaje más largo que daría y esta vez, sin Hannah, sin nadie:

--¡Me parece genial! De un modo, me tomaste por sorpresa, porque creí que tenías algún rollo con Hannah, con alguno de tus antiguos compañeros o algo por el estilo, no pensé que venía exclusivamente a decirme adiós...pero...--deje que mis ojos intentaran conectarse con los suyos—Mírame.

El asintió, mirándome directamente a los ojos, conectando las puertas de nuestras almas, para solo dejar que la sinceridad, la nostalgia y los buenos deseos, fluyeran. Dejando de lado, la mala onda y la rabia que podíamos llegar a sentir por nuestros actos.

--¿Si? Termina de decir lo que estabas diciéndome...-- dijo Joseph

Hice desaparecer la conexión, frunciendo el ceño y parándome desde mi puesto:

--¿Pero es que ahora es para siempre? ¿Y Hannah? ¿Pensaste en lo complicado que puede ser para ella? Llevaban tiempo, Joseph...mínimo que vayas a su casa, te despidas o hagas algo, como llamarla. – dije nerviosa, me había acordado que ella no sabía que Joseph vendría a mi casa, si llegaba a saberlo, provocaría un complot. Los tres mejores amigos, en un round de palabras ofensivas y groseras, pero que bonito, ¿no?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la respuesta de Joseph:

--La he llamado, no me responde. También fui a su casa, no abre la puerta, ¿Qué más puedo hacer? No logro encontrar la forma. —dijo con la voz entre cortada, poniéndose de pie y mirándome.

--Dame un momento, quédate aquí. —le dije, caminando hacia el estante, donde tenía una enorme cantidad de papeles, cuadernillos y lapiceras de todos los colores. Tome unos cuantos lápices de color, una hoja de papel y me dirige hacia el aturdido chico, estirando mi mano con los objetos, diciéndole:

--Ahora no tienes excusas, escríbele algo y yo se lo entregare. Debes hacer cuenta que nunca estuviste aquí, que solo la tiraste en el buzón de mi casa o algo por el estilo, tú sabes cómo es de explosiva y celosa. – dije guiñándole un ojo y liberando una risilla de ardilla.

--Lo sé, la conozco desde los pies a la cabeza...-- suspiro, sonriéndole a la hoja de papel.

Le di un empujoncito, cuando intentaba sentarse en el comedor y el solo sonrió. Nunca jugaba conmigo, porque sabía que terminaría enfadada con él. Joseph estaría ocupado con la carta para Hannah, yo debía responderle a ella o continuaría imaginando historias en su cabecita. Estaba a pasos del sillón, cuando un nuevo ruido, esta vez más sutil, interrumpe la tranquilidad. Ahora... ¿Quién sería?

CONTINUARA.

CATFISH: la distancia siempre trae problemas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora