Capitulo 12

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Louis por poco se ahoga con el trago de café que tenía en la boca. Los golpes en la espalda que Erika le dio, le ayudaron a recuperar el aire. Arrugando el ceño observo a sus hermanos, todos tan parecidos a él mismo y tan diferentes, pero si había algo que todos compartían, además del cabello castaño y los ojos azules, era ese maldito sentido de humor negro.

—Váyanse-a-la-mierda—, cada palabra con el tono exacto para dar a entender su punto— junto con el tipejo ese que pretende ser mi marido.

El golpe a la mesa que dio el Alfa con la mano abierta paró cualquier intento de discusión — no sé si lo notaron pero estamos desayunando— regaño a los hermanos que se reía a carcajada suelta al ver rabiar a Louis , desviando la vista al chico que parecía estar a punto de reventar, agrego— y aprende a ser más respetuoso, que tu madre y hermana están aquí.

—Lo soy padre—, hablo apenas logrando calmar la tos— pero no entiendo este chistecito de querer buscarme pareja como si les estorbara—lo último lo dijo con un pucherito que le hubiera gustado disimular.

Antes de que las cosas pasaran a más, la madre hablo, por lo general Miriam dejaba que los chicos sintieran la autoridad del alfa de la manada, pero en esta ocasión le daba la razón a Louis .

—Hijo—, trato Miriam de explicar de modo diferente la situación— eres un regalo de los dioses. Los cachorros que nacen como tú es hasta su primera luna llena que marca el cambio entre niños a adultos que se nota ese olor que los caracteriza. Eres un macho, pero a la vez hueles como una hembra, tu aroma es dulce. Cada luna llena volverás locos a los machos queriendo aparearse contigo, esto mientras no estés emparejado. Hasta

que un compañero lo suficientemente fuerte te reclame, siempre correrás peligro de que alguien quiera lastimarte mientras sigas sin un compañero.

Louis abrió la boca para decir algo, el silencio en la mesa lo hizo callar. El alfa aprovecho para agregar a la explicación de su compañera— Si alguien te toca me voy a ver obligado a partirlo en dos, y no quiero quedarme sin todos los machos solteros de la manada.

El joven felino quería gritar, decir que ya estaba emparejado, el apreté en la mano por parte de su hermana, evito que hablara. Erika no abandonaría a su hermanito, su mente maquiavélica estaba comenzando a tejer un plan para tratar de que todo el asunto tomara el rumbo que le conviniera a Louis , sonriendo tomo el control de la conversación en la mesa —Mi hermanito está nervioso, no todos los días le dicen a uno que va a conocer a su futura pareja de vida.

Louis volvió a ver a su hermana, el felino dentro de él se asomaba amenazador a través de los cansados ojos azules. En respuesta Erika le clavo las garras en el muslo lo suficientemente fuerte como para traspasar la tela del pantalón vaquero, pero no tan fuerte como para hacer sangre. La señal tan sutil le dejo claro a Louis que era mejor callarse antes de que su hermana quedara con la piel de su pierna bajo las uñas.

Si el desayuno había sido una lucha desesperada por no meter la pata con toda su familia como testigo, ya que sería sospechoso que gruñera con la sola mención de una pareja que no fuera el lobo. Louis sabía a ciencia cierta que su gato jamás aceptaría a otro hombre que no fuera el que el destino le tenía reservado. Gracias al apoyo de Erika había evitado hacer una estupidez.

Cuando el lobo atrapo a su gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora