A la mañana siguiente, me levante antes que el despertador sonara, estaba emocionado a pesar de haber perdido a mi mejor amigo, pero no podía evitarlo, vería ha aquella persona que no pude sacar de mi mete por diez años y ahora había regresado a mí. Sin más, me levanto de la cama con gran rapidez para ducharme y cambiarme, me vestí de negro para la ocasión y por respeto, desayune algo rápido y salí de mi casa subiéndome a mi coche para dirigirme al panteón. Al llegar visualice a la familia de Sei, me acerque para saludarles y ahí estaba Yukito, abrazando a la hermana de Sei, solo sonreí desde lejos y abrace a su madre dándoles palabras de consolación por la pérdida de su hijo.
Llegada la hora del entierro nos dirigimos al lugar en silencio y, caminado entre la gente, me acerque a Yukito tocándole el hombro.
- Buenos días Yukito – dije con una ligera sonrisa en el rostro.
- Buenos días Makoto – contesto el correspondiendo a la sonrisa.
Seguimos juntos el camino hasta la gaveta de entierro y permanecimos así toda la ceremonia. Al terminar me dirigí a Yukito quien estaba parado mirando nuevamente la tumba de Sei con esa nostalgia de la última vez.
- Está bien ahora – digo tranquilamente – el fue muy feliz a pesar de todo, de su enfermedad y todo lo que correspondía a ella.
- Lo sé... pero aun así lo extraño... no tuvimos mucho tiempo para platicar...
Me quede en silencio a su lado mirando la tumba, recordando viejos tiempos donde los tres jugábamos juntos. Mire de reojo a Yukito y ese hermoso rostro que no cambiaba me cautivo de nuevo, tanto que no podía dejar de mirarle, hasta que volteo a verme ligeramente y desvié mi mirada.
- ¿Sucede algo Makoto? – pregunta algo inquieto.
- No... nada – dije nervioso ante la situación – ¿te parece si vamos a tomar algo? Yo invito...
- Claro... así podremos platicar mejor – sonrió y, como era de esperarse, no había cambiado en nada volviéndome a cautivar.
Nos dirigimos a mi auto los dos juntos platicando de nuestras vidas, los trabajos, en fin, de muchas trivialidades. Paseamos por la ciudad buscando un buen bar hasta que encontramos uno cerca de una avenida poco concurrida, por el camino reíamos como solíamos hacerlo cuando niños. Al entrar al bar, nos topamos con un lugar apetecible para tomar, tomamos asiento en una de las mesas del fondo donde se podía ver todo el lugar.
Para comenzar a tomar ambiente pedimos unas bebidas ligeras, comenzamos la plática mientras traían nuestros tragos, seguíamos con las trivialidades del la vida diaria, mientras al paso de la tarde todo se fue tornando en otro sentido. Comenzaban a dar las 7 de la noche cuando habíamos salido del panteón a las cuatro de la tarde, tres horas hablando de la vida que nos toco vivir. La bebidas que pedíamos se hacían da vez más fuertes, preparadas con vodka o ron, y nuestros sentidos comenzaron a decaer hablando de cosas ya más personales. Entre una nueva bebida mis sentidos regresaron por un momento a la realidad por la plática comenzada por Yukito, el cual esta ebrio.
- Makoto... en verdad no has cambiado – me decía parcialmente dentro de sus cinco sentidos, ebrio y con la cara roja – sigues siendo igual de apuesto – intentó levantarse y se tambaleó.
- Yukito... ¿estás bien? – me apresure a ayudarle y, al tenerle tan cerca, noté su hermosura sin cambiar ni un poco, esa misma piel blanca y suave, y ese aroma tan particular me volvían loco – será mejor que te lleve a casa.
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Entre Sueños
FanficMakoto asistió al funeral de su amigo de la infancia Sei, y en el lugar se reencontro con Yukito, también su amigo de la infancia y primer amor, que se mudo de casa por el rabajo de sus padres. Unas semanas despues del funeral y algunos acontesimien...