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Sentía mi corazón latir rápidamente, solo escuchaba el ritmo de mis emociones navegando mi cuerpo, haciendo estremecerlo por ser tan complejo.
No puedo dormir, mis ojos se sienten candados pero nunca cierran, tal ves por miedo a que al día siguiente no se encuentre una llave para ver al día que prosigue mejor, sin tener que finger falsas esperanzas hacia el sol y la luna con promesas que nunca se cumplirán, con algo tan innovador como ser feliz cada día, sin necesitar de la llave que tanto miedo llegas a tener, porque al final, esos siempre fueron los latidos rebeldes del corazón.

Cartas anónimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora