CAPÍTULO 1

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Dios, como pudo todo llegar a estos extremos.

Un oficial, de aproximadamente cuarenta y tantos años viene entrando a la pequeña oficina donde me dijeron que esperara al oficial Roberts el cual supongo será el, tiene el cabello liso entre negro y canoso que casi le llega a la frente por lo largo, posee los ojos de un color café oscuro, a pesar de la edad se ve que se mantiene en forma, trae una taza de café en su mano derecha y apenas voltea a verme, su mirada es intimidatoria pero, yo no he hecho nada.

—Señora Brooks, soy el Oficial Roberts lo mejor será que no mienta,—Me tendió la mano izquierda, dejo el café en la mesa y seguidamente se sentó en su silla justo al frente mío, y con gesto me invito a que lo imitara, aun así tenía una mirada intimidante.—Llevare acabo un interrogatorio a continuación. Así que responda rápido y con la verdad. ¿Qué sucedió anoche cuando estuvo con su esposo Alex Brenden?—Formuló la pregunta enlazando sus dedos como si esperara una noticia que le iba a complacer mucho.

Anoche, justamente anoche no esperaba que debiera preocuparme al día siguiente por estar en la oficina de a una comisaria. Cene sola, estuve tranquila y tuvo que llegar él a complicar las cosas.

14 de Octubre del 2017, 23:17.

Alice, ¿Ya lo pensaste?—Dijo Alex, nuevamente hablando con voz ronca, meneando la copa que sostiene en su mano izquierda.

Ya me tiene harta, todas las noches, se me insinúa cada vez más, sé que es lo correcto en una pareja, pero no estoy lista para que el me conozca completamente.

—No estoy lista, Alex. No quiero tener hijos, además estas ebrio.—Dije un tanto enfadada y cortante, al notar que nuevamente estaba ebrio y esta vez peor. Ya que se tambaleaba y diablos, apestaba a whisky.

—Alice, nos casamos hace dos meses y te he dado tu tiempo, es normal que tú y yo actuemos como una pareja normal.—Insistió aproximándose lentamente.

Cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, me tomo por los hombros y la fuerza y estrecho sus labios contra los míos de manera violenta.

No negare que es un hombre guapo pero, nunca le he querido y si aceptara esto; seria renunciar a mis principios y a todo lo que soy. Decidí empujarlo y di dos pasos detrás intentando tomar distancia.

—Estoy cansado de esperar, no lo niegues me deseas, lo veo en tu mirada. Además, tu madre dijo que debías acceder a todo lo que yo ordenara y ser mi puta personal venia incluido en ello.—El muy infeliz hizo énfasis en la palabra "puta".

Aunque estaba llena de ira, comprendí que lo mejor sería alejarme y mañana hablaría con mis padres para decirles que quiero el divorcio, que no puedo hacerlo. ¡Por Dios soy su única hija! ¿Por qué diablos me entregan como método de pago a un imbécil por una maldita empresa?

Di unos cuantos pasos hacia atrás intentando alejarme más.

Definitivamente tiene un aspecto aterrador, las pupilas dilatadas por el deseo, la cara roja y ¡Otra vez, el mismo bulto de mierda entre sus piernas! Quiero castrarlo.

—Alex mejor hablamos esto mañana...—Trate de persuadirle un poco mientras intentaba visualizar algo con que defenderme.

—Ally, siempre tengo lo que deseo y tú justo ahora formas parte de ello... —Respondió con la voz aún más ronca y abriéndose paso detrás de mí.

¡Justo ahí! El florero prácticamente me gritaba que fuera por él, es un poco pequeño pero, algo es algo y me encuentro muy cerca a decir verdad, tres pasos más y lo tendré en mis manos.

Uno,

—Déjate de tonterías y gózalo querida...

Dos,

—Relájate conmigo...

Viuda A Los VeinteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora