Chapter.11: Feliciano.

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Te maldijiste internamente por haberte dejado la persiana levantada. Te diste la vuelta para evitar la luz, apoyando tus brazos sobre grandiosa fuente de calor en la que se habían convertido los gatos. Ibas a acariciar la cabeza del italiano, pero no lo encontraste. Entre abriste los ojos buscando al gato, pero en vez de eso. Nuevamente se repetía esa escena.

Contuviste el aire, para no despertarle. Su pelo era de un color castaño claro y tenía un rulo que sobresalía de su cabeza y las orejas, su piel era blanca, pero no tanto como la de Gilbert y tenía una leve sonrisa en su cara. Notaste como sus pestañas se movían ligeramente y tu pulso acelero y aguantaste la respiración. Pero al no abrirse sus parpados, soltaste el aire retenido.

Miraste al chico, podrías deducir que por el rizo que asomaba era uno de los dos hermanos italianos, pero no sabrías decir cuál. Te levantaste y recorriste la casa tratando de hacer el menor ruido posible, no querías despertarle ya que se veía demasiado adorable durmiendo. Agradeciste que no estuviera tu madre y volviste a la habitación con la ropa que había llevado Gilbert.

La dejaste doblada a los pies de la cama y fuiste a preparar el desayuno. Pero una voz impidió que salieras de la habitación.

-Vee buongiorno bella.- Reconociste la voz dulce de Feliciano. Te quedaste estática en tu sitio y el italiano inclino la cabeza.- ¿Qué pasa?

- T-Tu... Feli, tu... bueno.- Dijiste señalándole.

-Io?- Asentiste y el castaño bajo la vista. Sus ojos se abrieron como platos antes de mirarte. Sentiste como una fuerza te apresaba, pestañeaste un par de veces. Feliciano había saltado de la cama para abrazarte con delicadeza, notaste como los colores subían por tu cara. Cuando por fin te soltó, se dedico a mirarse los brazos, manos, pies, torso ¡Y todo él en general!- ¡Vuelvo a ser yo!

-Casi.- Dijiste señalando sus orejas. Feliciano se llevo una mano hasta ellas antes de soltar un gritito.

-Ludwig ¡Ludwig! Tengo orejas vee... soy medio gato~- Dijo alegremente despertando al alemán.

-Was?- Ludwig miro fijamente a Feli hasta que reacciono ordenándole que se pusiera algo. El castaño asintió con una sonrisa boba antes de dirigirse a la puerta.

-¡No!- Gritaste con la cabeza baja.- No salgas así por favor, te he traído ropa.

Sin apartar la vista del suelo saliste de tu habitación. Miraste el salón, la cocina y el cuarto de tus padres. Aliviada de que tu madre siguiera desaparecida, volviste a la cocina, dándote cuenta de la nota que estaba en la nevera.

"Cari, hoy no podre estar en casa, tenemos que mirar un par de cosas para la boda. Te llamare en un rato"

Frunciste el ceño y suspiraste antes de ver a Feliciano salir de la habitación seguido por el escuadrón de gatos. Al menos no tendrías que explicarle eso.

Llenaste cuatro platos con leche y los dejaste en el suelo. Luego preparaste el desayuno para Feliciano, el cual estaba sentado en la encimera balanceando sus piernas. Parecía feliz de volver a ser el.

-Toma.- Le extendiste una taza sonriéndole y el la acepto sonriendo también.

-Grazie mille.- Te contesto chocando tu taza con la suya.

-De nada.- Contestaste riendo por ese gesto. Mientras bebías de tu taza veías como Feli movía cabeza, orejas, cola y piernas al son de una melodía que tarareaba. Sin duda Feliciano estaba feliz de volver a ser el. Pero a pesar de que el ambiente no parecia tenso por la situación, no sabías de que hablar con él.- Estoo... Fe-

Nekotalia: suaves y achuchables. Hetalia x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora