Chapter.10: I do not want.

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La mañana siguiente paso con demasiada lentitud, nada más levantarte escondiste las cosas de los gatos debajo de tu cama, les dijiste- demasiadas veces- que si oían la puerta abrirse, se escondieran en tu cuarto y que solo salieran cuando tu entraras en el.

Las clases se hacían eternas, pero pudisteis cambiar una hora y salir una hora antes, ya que la profesora de historia había vuelto a faltar. Te despediste rápidamente de Melody y corriste en dirección a tu casa.

Cuando entraste al salón el ver a los cinco gatos ahí, te indico que tu madre aun no había llegado. Aliviada, te acercaste a ellos.

-Vee~ Buongiorno. (Buenos días)- Cogiste a Feliciano, mientras Gilbert se movía entre tus piernas.

-Schön, tengo hambre.- Te agachaste y acariciaste la cabeza del alvino, el cual cerró los ojos y emitió un ronroneo ronco.

-Pues vamos a comer.- Dijiste antes de reírte por la reacción de Feliciano que se puso a saltar en cuanto lo dejaste en el suelo. Miraste la despensa y frunciste el ceño. Habría que volver a comprar.- ¿Qué queréis comer?

-Wurst!-Levantaste una ceja mirando al gato blanco que estaba en la encimera.

-Bruder...- Ludwig se acerco a su hermano, pero sin subir.- Lo que sea.

-Está bien, mirare a ver que hay en la tienda.- Dijiste cogiendo las llaves y tu monedero.- Y recordad, si alguien entra id a mi cuarto.

Los gatos bufaron exasperados, ya habían oído eso más de cinco veces en lo que iba de día. Reíste y cerraste la puerta. En la tienda, miraste cualquier cosa que pudiera ser comestible y que tuviera buen sabor. Al final acabaste comprando unas especie de pechugas de pollo que solo había que calentarlas.

Cuando llegaste a casa tu madre seguía sin hacer acto de presencia, cosa que agradeciste. Calentaste el plato y tras cortar unos trozos a los gatos, te sentaste en el sofá. Encendiste la tele y en las noticias estaban diciendo que una oleada de calor inundaba Rusia.

-Al final el planeta si que se ha vuelto loco.- En la televisión un montón de personas con pancartas se manifestaban en las capitales de varios países. Gilbert se sentó a tu lado, pero rápidamente se bajo tras ver la tele. Estaban entrevistando a un ruso. Sonreíste para cambiar de canal, hasta que diste con una serie que capto tu atención.

Alargaste el brazo para dejar el plato en la mesa y poder así tumbarte en el sofá. Automáticamente Feliciano se subió para tumbarse en tu estomago. Gilbert se sentó en el apoyabrazos, mientras que Lovino murmuraba cosas en italiano y se tumbaba a tus pies. Ludwig se subió al respaldo y Roderich subió al piano.

-¿Quieres tocarlo?- Preguntaste viendo como miraba el instrumento.

-Nein.- Negó girando la cabeza.

-Ksese señorito no mientas, tú no puedes vivir sin tu piano.

-Cállate tonto, lo que haga con mi vida no es asunto tuyo.

-Ksese, ¿por qué no te casas con él?- Continuo Gilbert burlándose e ignorándole.

-¿Por qué no desapareces?- Tras decir eso, Gilbert se callo mirándole fijamente. Solo se giro y se tumbo viendo la tele. Los otros tres gatos miraban a Roderich fijamente.

-Vee... Roderich... te has pasado.

- C-Claro que no, lo que pasa es que eres un tonto que no se entera de nada.- Dijo rápidamente el azabache.

-¡JA!, la patata número uno esta triste.

-¡Claro que no, a mi asombrosa persona no le afectaría algo como eso!- Dijo sentándose y sonriendo de forma que los colmillos sobresalieran.- Porque soy demasiado awesome como para desaparecer.

Nekotalia: suaves y achuchables. Hetalia x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora