CAPÍTULO 2- ¡YO SOY MUCHO PARA TÍ!

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Ya era Martes, apenas abrí los ojos y dirigí mi vista hacia el reloj de mi mesita que se encontraba al lado de mi cama.

- 11:30 am- balbucee para mi.

Sólo me quedé sentada viendo hacia mi ventana, pensando en la nada.

Voltee hacia mi cama y mire que mi celular prendía una luz verde.
Al encenderlo tenía un mensaje, lo desbloquee y era el molesto de David.

David: Te veo a las 5:00 pm afuera de tu casa.

Al acabar de leer el mensaje solté un suspiro y aventé a mi cama el celular.
La verdad no me afecta, lo único que quiero es ya acabar con esto y empezar todo desde cero al irme con mi padre.

La mayor parte de mi día se fue en ver televisión y checar mi celular.
Al ser ya las tres de la tarde me dirigí a bañarme y ponerme algo cómodo, mejor dicho lo primero que encontré.

Estaba un poco nerviosa porque ya eran las 5 y mire que David se acercaba a mi casa.

Agarré mis llaves y salí de mi casa.

- ¿Qué pasa? - Me hice la que no sabía nada.

- ¿No me dijiste el día de ayer que nos teníamos que ver? - Me dijo en un tono burlón como si no hubiera pasado nada.

- Mirá iré directo al grano - Me puse delante de él, saque todo el coraje y lo miré fijamente a los ojos.

-Hasta aquí llegamos- Dije un tanto fuerte y el suprimió una risita.

- ¡Ajá!, Y que más todo esto es por la foto que subí el otro día, ¿Verdad? - Frunció la frente con la boca entreabierta y los brazos cruzados mirándome sin apartar la mirada poniéndome un tanto nerviosa.

- No, bueno sí. Pero esa es una de tantas David - Dije gritando e imitando sus acciones. - Eres un inmaduro que no le importa nada, ya no quiero andar contigo, ¡tú no eres para mí!- dije entre sollozos. - además mañana me iré con mi padre a vivir muy lejos de aquí-. Finalice.

Él solo comenzó a reír fuertemente en un tono sarcástico y camino sin sentido para después mirarme y gritar.

- Ahora resulta, ¿Qué yo no soy para tí? Pues yo soy mucho para tí. ¡Tú no eres nada!, ¡No vales nada! Y si hasta aquí llegó, ya no quiero verte. Por mi vete muy lejos.-

Después de eso él se fue, yo empecé a llorar a la mitad de la calle, para mi suerte no había nadie.
Sus últimas palabras fueron muy fuertes para mí.

Me limité a entrar a mi casa y a golpear todo lo que encontraba a mi paso, maldije mil veces y mejor me encerré en mi cuarto. No quería saber nada.

Ya eran las 8 de la noche y me encontraba acostada en mi cama.
Al parecer mis padres acababan de llegar porque escuché la puerta de abajo abrirse, de repente escuché que tocaban mi puerta.

- Pasa mamá - Dije con voz fuerte.

- Hija, ¿Qué haces?- Dijo mi madre en un tono de preocupación sentándose en la orilla de la cama.

- Nada madre es solo que no me siento bien- dije desinteresada.

- ¿Es por David? - No sé cómo adivinó pero sí, tenía que decirle.

- Si, terminamos y la verdad es que ya me quiero ir- Dije soltando unas lágrimas y sin dar más detalles acerca de las palabras hirientes que me dijo el baboso de David.

Mi madre me consoló y me dijo que bajará ella y Johan habían traído pizza para cenar, eso me puso de mejor humor.
Al terminar les deseé buenas noches y me retiré hacia mi cuarto para arreglar los últimos detalles e irme a dormir porque mi padre pasaría temprano por mí para irnos y empezar de cero.

¡Quiéreme! (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora