2

3.1K 236 19
                                    


Un par de manos abrazaban mi abdomen.
Anoche no pudimos dormir muy bien, a los 3 nos asustaban mucho los rayos. A mi parecer esos exactamente habían caído tan cerca de la casa de los Di Angelo que sacudió un poco el suelo.

Las ojeras eran notable bajo mis ojos yo era la peor de los tres, no pude regresar a mi hogar por el cambio climático. Abrí mis ojos lentamente mirando a mi alrededor, me había quedado dormida en la cama de Bianca, digo los tres nos habíamos quedado dormidos.

Cuidadosamente fuí sacando sus brazos de mi cintura para darme un baño. Además de preparar algo de desayuno.

María no volvería hasta mañana así que estaban bajo mi cargo.

Abrí la puerta mientras me ponía las botas que habían al lado de la puerta, las pequeñas calles del pueblo estaban casi vacías exceptuando por alguna que otra tienda abierta.

Bueno tenía 1 hora para comprar algo para comer antes que los hermanos se levanten.



Había que reconocerlo, me había cansado haciendo las compras. Solo me faltaba llegar a la casa, ya había terminado de comprar todo lo que debía.

Abrí la puerta para poder entrar lo cual se me hizo la tarea más dificil con las cosas encima, unas manos cogieron algunas cosas para ayudarme, al cerrar la puerta ví que era la linda Bianca la cual me había ayudado a no causar un desastre.

–Nico sigue durmiendo–Dijo cuando dejamos las cosas en la mesa de la cocina.

Suspiré derrotada dejándome caer en la silla junto a Bianca.

–Menos mal, ese niño parece tomar tazas de cafeína al dormir.

El desayuno estaba listo unos minutos después, Bianca estaba sentada en unas sillas comiendo un poco de fruta para esperar a su hermano.

Bianca me recordaba a mí misma hace años, cuando esperaba detrás de la puerta a que mi madre llegara de trabajar y me enseñará más cosas sobre el mundo exterior. Lamentablemente, nunca más podría enseñarme más.

Empujé la puerta para ver a Nico acurrucado en su cama, parecía un tierno gato negro. Iba a hacer lo que siempre hacía cuando él estaba demasiado cansado, cargarlo hasta la sala para que coma.

He de decir que Nico al ser algo delgado y pequeño me hacía las cosas más fáciles, no pesaba tanto pero aún así yo no tenía una fuerza como Heracles como para no sentir su pequeño peso que cansaba mis brazos.

Bianca estaba que casi se dormía en el sillón del cansancio al parecer ella tampoco había dormido bien, dejé a Nico sentado en el sillón besé su frente haciendo que se abra sus lindos ojos negros.

–Buenos Días, Nico. –Le susurré besando sus mejillas varias veces, despertó con las mejillas rojas.

Nico Di Angelo era una ternura total.

–¿Te quedarás a jugar esta noche?

–Claro, no los dejaría.



María Di Angelo llegó agitada al anochecer, asustada terriblemente. Mencionó el bosque, que había algo dentro de él que casi la mataba. No dude y salí a revisar que era. La mujer parecía demasiado asustada como para asegurarse de que ese "algo" no estuviera rondando cerca de la casa.

El miedo comenzó después, dándome cuenta la hoja que era y la escasa luz que pronto se iría. Dejándome en una inmensa oscuridad.

Un ruido resonó en el callejón que tenía al lado, un escalofrío recorrió mi espina dorsal y una extraña sensación de adrenalina opacó mi miedo. Metí mi mano al bolsillo de mi vestido tocando con nerviosismo la pequeña ramita de oro que mi tía me había regalado al cumplir los 13 años como un regalo de mi ausente padre.

Pasos y pisadas.

Algo se vino a estrellar frente a mi. Una mata de pelo con una alas eso era. Era horrible, inconscientemente, apreté la ramita y está se convirtió en un tipo de espada que destrozó mi chaqueta marrón, puse la espada frente mío cuando la cosa arremetió contra mi.

¡Puf!

De pronto estaba llena de polvo dorado.

Mi cabeza empezó a girar es decir todo giraba sentía como perdía la conciencia poco a poco. No entendía qué estaba ocurriendo conmigo. Del callejón salió un hombre con la piel blanca como la nieve, cabello negro hasta los hombros y ojos oscuros, sonreía ampliamente.

–Hades para ti, niña. -Mis ojos se cerraron completamente.

Dejándome en un frío y oscuro vacío.

Narradora

La chica cayó en inconsciencia siendo atrapada por el chico rubio de ojos celestes y sonrisa perfecta.

–Así que Alessia.–La cargó estilo princesa mirándola con un extraño brillo en sus ojos color cielo.

–Aleja tus manos de mi hija, Apolo.–El Dios del Mar salió de la oscuridad.

Los 3 dioses desaparecieron entre la oscuridad de la noche.

Dicen que si los dioses interfieren con sus hijos mestizos es que algo malo va a pasar.

Algo muy malo.


Sun & Sea (Percy Jackson's Series)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora