2. Dakota Jones

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Cabe recalcar tres cosas importantes que sucedieron la noche anterior.

1. Nunca dieron la Noticia de los extraterrestres, así que Carlos, Kevin y yo nos quedamos viendo el Noticiero durante dos horas, escuchando los asesinatos que sucedieron en el Barrio del Sur de la Ciudad, aparte de las drogas y el consumo excesivo en los adolescentes de hoy.

2. Dormimos a las doce de la noche escuchando los quejidos de Carlos por cómo Michael, el jefe de la banda de quince años y curiosamente su ídolo, le había mentido. La desventaja de confiar en tus hermanos mayores líderes de bandas buena onda.

3. Jacobo, mi hámster se había perdido y los párpados se me cerraban cada vez que intentaba buscarlo. Dormí exactamente seis horas porque Carlos a las dos de la mañana se despertó corriendo por la habitación, ahí Kevin y yo nos enteramos de que nuestro líder era sonámbulo.

—James, ¿ya estás listo? Niños a la mesa a desayunar, el papá de James ahora les va a decir algo muy importante. Pero vayan todos a lavarse los dientes y las manos.

Dijo mi mamá y los tres después de lavarnos los dientes salimos corriendo a la mesa. Mi papá que era un hombre muy respetado por sus compañeros, militares como él, nos sonrió a través de su bigote pronunciado y nos pasó el plato de los sánduches de jamón que mi mamá había preparado esta mañana. Están convencidos de que es mi desayuno favorito. Ingenuos.

—Así que...niños, ¿están emocionados?

Los tres asentimos mientras Kevin —como nunca— se apresuró a contestar.

—¡Pues claro! Roberto era un buen portero y así ya James juega de delantero conmigo. Hace mucho que no patea un balón.

Yo le sonreí tratando de recordar si alguna vez había pateado un balón fuera de la portería. No lo recordé, así que seguí bebiendo chocolate frío.

—Me parece bien que varíen sus puestos en el fútbol, pero, Roberto no regresará. La familia Hernández está cumpliendo su labor en el Oriente—informó papá—. Sin embargo una familia vendrá a ocupar su lugar y tienen a alguien de su edad.

Carlos casi devuelve su leche chocolatina por la nariz cuando cuestionó.

—¿Y este niño nuevo es buen portero como Roberto o un tipo arriesgado como James?

Mi padre rió y le sonrió.

—Bueno, éso no lo sé, pero estoy seguro de que hay bastantes diferencias entre Roberto Hernández y Dakota Jones.

Mi yo interno que estaba en pausa saltando en los muebles cayó al piso para gritar junto a mis mejores amigos.

—¡¿Es una niña?!


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