Podría comenzar diciendo mi nombre, edad, de dónde vengo o que me gusta; pero no es el primer día de clases, ni un grupo de superación.
Todos me llaman Cristian, desde que mis papas lo registraron. No, no les importó si me gustaría, pues yo cargaría con él el resto de mi vida.
Mis amigos, siempre me describen como "amargado", lo que no entiendo es porque siguen disfrutando de mi compañía, no hago nada para aferrarlos a mi lado, sólo soy yo. Se que sueno agresivo ... y lo soy ... Aunque nunca he golpeado a nadie, me he dado cuenta que mis palabras suelen doler mas que un puño.
En el último año de la escuela sólo se espera el cartón, que le dice a la sociedad que soy alguien, "alguien con un cartón". No, no estoy en contra de la educación, le exigiría a cualquier adolescente que llegue hasta este punto, porque "alguien con un cartón" es mejor que "nadie con un cartón" ... Hablo del diploma...
-¿Cuáles son sus aspiraciones en la vida?- me pregunta el decano de la facultad.
-Decano, ¿acaso usted a mi edad aspiraba en la vida ser "decano de facultad" ?- Le regreso la pregunta
-Yo soñaba con ser maestro- me responde con una sonrisa de soñador empedernido.
-¿El típico sueño de dar clases a niños analfabeta de barrios paupérrimos de la ciudad?- Le cuestioné su respuesta.
No le cuestionaba el querer ser maestro, le cuestionaba la ilusión con la que hablaba, el destello en sus ojos y esa voz como si cantara.
-Así comencé- Me responde incomodo -Pero, responda mi pregunta, ¿cuáles son sus aspiraciones en la vida?-
Y así retoma el interrogatorio mas patético. ¿Por qué en estas entrevistas no preguntan por algo mas real y tangible? Preguntar por mis aspiraciones y esperar respuesta, es ignorar lo que he logrado hasta ahora. ¡Eso! mi recorrido, eso lo tengo mas claro, no me pregunten por mi futuro que ni siquiera se que voy a hacer al salir de esta fría oficina.
-¿Mis aspiraciones? ... Decano, ¿cuál es la aspiración del número cero? ¿ser el número uno? ó ¿pasar de la izquierda a la derecha?- Le respondí con intenciones de cuestionar lo que realmente él quería saber.
-Pasar de la izquierda a la derecha y tener valor- Responde sin titubeos
-Y eso es lo que hacen en una universidad, por eso estoy aquí, pasando de ser un cero a tratar de obtener valor. ¿Eso es todo?- Le concluí.
Ya me había colocado de pie y tomado mi morral que colgaba de la silla, cuando el decano intenta meterme psicología.
-Ya eres alguien. El cero siempre fue número- Tomando la última palabra, fija su mirada sobre mi expediente.
Me retiré pensando que sus palabras eran pedantes. Así como en las películas en una discusión, el último en hablar tiene el poder de dejar al otro "KO" (knockout)
Al salir de la universidad, me fui para el parque en el que paso la mayoría del tiempo. Siempre a la misma hora, en el mismo árbol, con la misma sombra. El mismo guitarrista, músico callejero. No hay juegos de niños cerca. Una pequeña plaza atrae palomas. No está cerca a carreteras de alto trafico. Así que entre guitarra, el viento y el aleteo, me dejo caer en el pasto como si lo que escuchara fuera música. Me gusta salir sin los audífonos, el que sea amargado, no me lleva a negarme el placer de escuchar las tonadas de la ciudad.
¡Ah! Les cuento, me estaba postulando para ingresar a Música. Aun no me he podido comprar la guitarra que quiero, la que tengo fue la que mi papá usó, acústica, así que es una herencia con su respectivo valor sentimental.
Regresemos al parque. Me gusta venir sólo para concentrarme en escuchar todos los sonidos y no el parloteo de otros. El músico callejero, ha ampliado su repertorio, tiene una nueva canción, me gusta, podría pensar que la compuso triste. Por eso es que los músicos somos a veces tan herméticos para hablar de lo que somos o queremos, porque cuando componemos todo eso sale a la luz.
Hoy llegaron menos palomas, tal vez faltaron ancianos que las alimenten. Ese aleteo, las alas rompiendo el aire, es tranquilizante. El sonido gutural que hacen, parecen grillos en la noche, no digo que sean desesperantes, es que los grillos en la noche se escuchan mas cuando hay silencio. Estas palomas me hacen sentir que estamos solos con el músico callejero.
-Hola Cris- Irrumpe
Sin abrir los ojos, susurro -ese sonido es nuevo-
-Ay Cris abre los ojos- Vuelve a sonar.
Entonces abro un ojo y me encuentro, casi que invadiendo mi respiración, a Clara.
Clara es ... cómo describo a Clara. Es inquieta, desesperante, ¿han escuchado un mosquito toda la noche? bueno, así es.
-Clara... me encontraste- Digo mientras me siento.
-Yo se que te gusta venir sólo a este parque...- Comienza a hablar
-Que bueno que lo sabes- Comento sin que ella interrumpa su discurso.
-...pero, es que necesito pedirte un favor. A ti te gusta cantar, tocar la guitarra; y mi hermana cumple quince años...- Sigue hablando sin respirar.
-No- Respondí inmediatamente y me acosté en el pasto, tratando de volver a lo mio.
-¡Cris! ¿Si ve cómo eres? ¿Qué te cuesta? unas dos, tres o diez cancioncitas no mas- Insistía
Seguía acostado, con los ojos cerrados pensando que si no le respondía, tal vez se cansaba y se iba rápido.
-¡Cris! No seas grosero- Levantó la voz
Siempre se me dificulta deshacerme de Clara, es obstinada. Yo era consciente que ignorarla nunca me había servido, sin embargo siempre lo intentaba a ver si en cualquier momento daba resultado.
-Ok, pero sólo tres canciones- Le dije resignado -Ahora vete, quiero estar sólo-
-Ay Cris, gracias, eres un sol- Lo último que escucho de su voz.
No abrí los ojos, no supe si se fue de inmediato o se quedó un buen rato velando.
ESTÁS LEYENDO
CERO
Teen FictionSi no crees en nada, eres CERO. ¿Alguna vez tus sueños han saltado a la realidad?