Quince

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No me gustan las fiestas, se llena de gente que no conoces, el homenajeado no para de tomarse fotos, los invitados continuamente lo abrazan y dan besos, la comida la reparten tarde y ni hablar de la torta, el DJ en ocasiones también es animador grita ¿dónde están las mujeres? tan sólo por escuchar gritar a un montón de excitadas. 

Si me quedo sentado corro el riesgo que me invite a bailar la tía gorda de Clara, si camino por el salón evitando la gente es imposible con todos en la pista danzando en un ritual de cortejo. Por eso no suelo aceptar invitaciones a este tipo de reuniones, pero Clara es una amiga de hace mas de diez años, es una hermana de crianza.

-Aquí estás gordo- Irrumpe mis pensamientos nuevamente

-Si, aquí estoy- Digo mirando a los lejos a la tía gorda que baila con un niño

-El DJ ahorita deja un espacio para que pases a tocar, en ese momento reparten la comida, entonces amenizas el ambiente- dice Clara

¡Perfecto! Además que reparten tarde la comida yo comeré después que todos los demás. ¿Podría empeorar la noche?

-Se me olvidaba decirte que mi tía quiere cantar un dúo contigo- El comentario que arruina la noche.

-Un momento, eso no lo habíamos acordado. Yo vine a tocar tres canciones y listo, ¿pero ahora haré karaoke con tu tía la gorda?- le digo indignado

-Ay no le digas así, ha bajado de peso, hasta se puso faja- Dice un tanto risueña -Pero dale, que te cuesta, una sola canción, mira que nunca te pido un favor-

Irrelevantes argumentos, pero yo tampoco tengo para negarme. Sólo no quiero quedarme por mucho tiempo, ¿luego qué vendría? ¿una invitación a la casa de la tía gorda a escuchar música de LP's? 

No se cuánto tiempo pasa de esa charla al momento en el que estoy en la tarima junto a la tía gorda, que marca unos mapas de sudor debajo del brazo y su peinado extravagante ya se desbarata de tanto bailotear, cada vez que habla por el micrófono veo como cae saliva o sudor. Sus zapatos de charol, nuevos al parecer, le marcan el pie ¿cómo entró en ellos? su vestido de flores en satén aprieta sus prominentes curvas. Y empieza a cantar, sorprendente como sostiene notas altas, igual que las cantantes de la época de plancha; no chilla, ni se desentona. Después de todo esta mujer no me cae tan mal.

Aplausos y gritos cierran la participación de la tía gorda.

-Gracias hijo, esta fue mi primera vez frente a un público tan grande- me dice con lagrimas o sudor saliendo de sus ojos.

¿Cómo puedo creer que esta sea su primera vez? Lo había hecho muy bien. Como muchos de nosotros nuestra música no sale de la habitación. Sigo a sentarme en la silla, pues la gente se agolpa para felicitar a la tía gorda, la verdad no espero que vengan a alabarme, no conozco a nadie.

-Lo hiciste muy bien- dice una mujer que está sentada al lado mio

-Si- Le respondo cortante, no se quien es

-Eres bastante joven, ¿hace cuánto eres músico?- insiste en armar conversa

-No hace mucho- Sigo cortante

-Bonita guitarra- Dice y se retira

No se quién es esta mujer, no es muy vieja para ser otra tía, tampoco es gorda, es bastante joven pero no tanto para cursar la escuela. 

-Gracias Cris, mi tía se siente toda una estrella- llega Clara

-Ah que bien- Digo pensativo y sin mirar a Clara

-Te vi hablando con mi prima. ¿Te la presento?- Con una tono pícaro y un tanto burlón

-¿Tu prima?- Pregunto intentando no mostrar interés

-Se llama Cielo, tiene veinticuatro años, es universitaria, le encanta la pintura, la música, creo que también ha cantado alguna vez- Dice ella insistente

De querer saber quién es ella, le preguntaría, la tuve y la dejé ir. Sinceramente no le hubiese preguntado nada, sería muy obvio de mi parte.

-Que bien- Agregué 

Realmente algo tenía esa mujer. No me pondré sentimental, ni diré que me gustó, pero las personas que son amantes de la música, no son tan despreciables.

-¡Cielo!- Grita Clara mientras mueve sus brazos como quien se ahoga en el mar.

¡¿Qué hace esta niña?! ¿Para qué la está llamando? Conozco a Clara y buscará la manera de hacerme quedar en ridículo.

-Prima te quiero presentar a mi amiguito de toda la vida, Cris- Dice Clara con un tono de malicia -Los dejo chao-

Se va, se fue, nos dejó solos.

- ¿Y bailas?- Me dice antes de sentarse

-No- le respondo con la cabeza inclinada

Y aunque lo hiciera no bailaría con ella, no la conozco y ya me está poniendo nervioso ¿qué pasa? yo no soy así.

-Te veías muy seguro en tarima- Otra vez intenta iniciar una conversa 

¿Qué le digo? Ahora dirá que me ve muy tímido, que en la tarima soy otro. Pues si, soy otro.

-Tocarías una canción- 

-¿Aquí?-

-Tienes razón hay mucho ruido, ¿salimos?- 

¡Pendejo despierta! Hay una mujer intentando coquetear contigo y no reaccionas

-Claro, vamos-

Preciso hacen una pausa en la música y nos ven salir juntos del salón. ¿Por qué a mi?

Al estar afuera nos sentamos en la banqueta. Afino la guitarra y dejo salir las notas de una de mis canciones. Mientras toco, evito voltear a mirar a Cielo, quien no me ha quitado los ojos de encima. 

Bueno, Cielo es... segura, tiene unos churcos tambaleantes que bailan en su cabeza, unos lentes de marco delgado, lleva un vestido verde, pero no usa tacones, parece que lleva unos tenis de lona. ¿unos tenis? ¿para una fiesta elegante? A veces es complicado entender la moda de las mujeres, pero igual no le vi los tenis hasta que se sentó y su vestido los descubrió.

-Me gustó- irrumpe mis pensamientos

-Fue mi primera canción-

-Gracias por compartirla conmigo. ¿Y esa también es tu primera guitarra?

-Me la heredó mi papá, pero quiero comprar una eléctrica-

-Es muy bonita, aun suena bien. ¿Puedo?- Extiende sus manos con la intención que le pase mi guitarra.

-Lo siento debo irme-

Salgo huyendo.

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