[Antes de todo, decir que éste libro está dedicado a -JxffWoods y -BenDrxwned así que eso, la historia se va a centrar principalmente en ellos.]
El rubio se tumbó en la cama con las manos debajo de la cabeza, estaba agotado. Para el era comico el estar así y apenas haber movido un músculo en todo el día. Pero no se dio cuenta de que no estaba cansado físicamente, como cualquier persona creería. El estaba cansado psicológicamente, como la mayoría de desastres. O eso creía su mente que era.
Su mente lo dañaba y esa palabra rondaba por su cabeza día tras día, pero no salía de ahí. Esa palabra daba vueltas una y otra vez, como si esta fuera un carrusel que jamás se detendría. A no ser que algún atrevido, totalmente decidido a soportar miradas extrañas, quisiera parar el carrusel. Quisiera enamorarse de el, arreglar algo tan roto.
Miró al techo y sonrió levemente unos segundos. Desde su posición inicial, levantó sus manos hasta llegar al punto en el que podía ver las palmas de éstas tranquilamente. Se encontraban a apenas unos centímetros de sus ojos.
Cerró los puños y los abrió de nuevo varías veces. Le entretenía hacerlo, aun que jamás llegó a saber la verdadera razón por la que pasaba aquello, aun que soltaba pequeñas carcajadas.
En un momento dado, sintió que alguien se acercaba a su habitación, agarraba el pomo y abría la puerta.
Se encontraba con los ojos cerrados -estaba bastante relajado, y quería dar a entender que no quería ser molestado por nadie- pero a pesar de eso, reconoció la voz del castaño y dejó que pasara a pesar de no haberle dado permiso para pasar.
— Hey, Ben. E-el operador dice que va-vayamos ya a comer. B-bueno, los que faltemos por comer. —Dijo un castaño con bozal, tartamudeando por sus variados tics.
Se levantó en silencio y pasó por delante del chico, para murmurar un '— Hola.' y seguir su camino hacía la cocina, donde todos solían comer.
No tenía especial interés de ir a comer en ese mismo instante, o al menos rodeado de todos los presentes - prefería comer solo-, pues se sentía con ganas de estar en soledad, sin nadie.
Pero aun que no quisiera admitirlo, era cierto, necesitaba a alguien. Debía estar con alguien. Debía sentir que no era un desastre.
