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El estruendo de un rayo hizo que se sentara abruptamente en la cama, con la frente llena de sudor y el corazón a mil por hora. Era una de esas malditas noches donde el medicamento no la ayudaba a conciliar el sueño y el recuerdo de las pesadillas la invadía y la asustaban a un nivel extremo.

Se podía escuchar el impacto constante del agua en el suelo y el techo del hotel. Cami está totalmente dormida, ajena a la tormenta que se reflejaba por la ventana de la habitación.

Retiro la colcha de su cuerpo y se colocó de pie en busca de su teléfono. 2:40 marcaba la pantalla. Función el ceño al ver que se había levantado más temprano de lo normal Ya que los sucesos del despertar siempre sucedía a la misma hora. Tres de la madrugada. Por primera vez se había levantado unos minutos antes.

Camino de un lado al otro. Pensativa. Tratando de olvidar las escenas del recuerdo de las pesadillas que seguían viniendo como rallos de luz. Se acarició el rostro frustrada con unas ganas inmensas de llorar, pero no lo iba hacer. Ella era fuerte, por más que las visiones la jodieran sabía que podía con ellas.

La espera al amanecer sería un poco larga y ya que no podía conciliar el sueño, camino hacia su maleta y saco el libro de lomo rojo que solía leer en las ocasiones que no podía dormir. El contenido era de gran ayuda y la distraía lo suficiente hasta que su ojos si adaptaban a los rayos del sol. Busco un punto neutro en la habitación donde pudiese leer sin encender alguna luz e incomodar a su compañera dormida. La ventana era el lugar apropiado ya que luz de la luna se filtraba lo suficiente para reconocer las letras aunque las conociera de memorias. Se situó de pie junto la ventana y abrió el libro, acariciando las páginas y olio el contenido que desprendía aroma ha guardado que tanto le fascinaba, Pero antes de sumergirse en la lectura algo fuera de la ventana llamo su atención centrándose en ello a pesar de que el vidrio estaba empañado y la tormenta era abundante, pudo divisarlo a lo lejos.

Estaba de pie al final del paseo de madera junto al rio. Y no es que el rio se encontrara cenca del hotel, pero desde su posición podía verlo en medio de la lluvia. Tenía las manos en los bolsillos mientras divisaba las montañas o un punto lejano que ella no alcanzaba a ver.

¿Acaso no tendrá frio? Pensó Ali. Pero durante los siguiente veinte minutos que ella lo observo obtuvo la respuesta, y eso era un no ya que no había ejercido ningún movimiento y seguía mojándose gracias a las gotas de lluvia.

Durante su época de juventud, ser impulsiva la había llevado a muchos problemas y en ese preciso momento volvió a renacer un sentimiento que había estado dormido durante años. Sabía que salir era una muy mala idea pero antes de darse cuenta, se había colocado sus zapatillas deportivas que combinaban a la perfección con su pantalón de dormir y un abrigo gris que la cubriría por unos segundos antes de ser empapada por la lluvia y salió a toda prisa de la habitación. Necesitaba verlo. De cerca.

Sus pies tenían vida propia pero el sentimiento de curiosidad era lo que no le impedía detenerse.

Los pasillos estaban desolados al igual que la primera planta pero algo le extraño. Los dos hombres que se encontraban resguardando la entrada el primer día que ella llego, se encontraban nuevamente hay. Habían pasado tres días desde que ella había llegado pero no los había visto. Hasta entonces.

No había recepcionista, ni personal el aseo, solo los dos hombres en el exterior de las puertas de vidrio .Y ella

Dudo un momento en salir pero sus pies se reactivaron nuevamente y halo las puertas y salió.

Ambos hombres se encontraban dormidos, de pie en medio del frio y la lluvia recostados en el marco de la puerta. Estaba vivíos porque sus pechos bajaban y subían al unísono, solo sus gafas oscuras ocultaba sus ojos cerrados que los delataba en estado de inconciencia.

The EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora