Faber & Castell parte 1

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En el gimnasio

>>Faber & Castell parte uno<<

Escenario: una chica de 15 años y un chico de 16 años en el gimnasio/cancha de basketball de una escuela preparatoria en una hora libre.

Entré por la puerta lateral del gimnasio hacia las colchonetas de gimnasia y atravesando el lugar entero para confirmar que no hubiera alguien que pudiera delatarme, sin hacer ruido, deseando poder descansar, estaba a punto de dejarme caer cuando vi una figura a unos metros de mi, estaba tirado con los brazos bajo la cabeza y miraba hacia el techo, me le acerqué.

Cuando notó mi presencia apenas cambio de posición, recargandose en los codos por unos ssgundos, para después volver a su posición anterior.

-Hola - me soltó secamente

-¿Qué hay? - pregunté de igual forma.

Volteé a todos lados y confirmé que estuviéramos solos, en el recreo de media tarde casi nadie se pasaba por ahí, pero debía asegurarme.

-No hay peligro.- Dije con voz tímida.

-¿Acaso alguna vez ha habido?- preguntó algo molesto, siempre que tenía una mala mañana se ponía en ese plan.

Me le acerqué y dejé caer mi mochila hacia un lado a unos pasos de el, había cerrado los ojos, me puse de rodillas frente a el, luego con mis codos a los lados me acomodé boca abajo sobre el y le di un suave beso en los labios. El abrió los ojos, yo le sonreí y el volvió a colocarse sobre los codos, sin moverme y con cuidado, eso apenas subió su torso unos centímetros sobre la colchoneta.

Las comisuras de sus labios apenas subieron unos milímetros.

Me incliné más sobre su cuerpo y volví a acercar mi cara a la suya. Me dio un cuidadoso beso, el cual yo le respondí con un poco más de intensidad. Unos momentos después luchábamos por conseguir aire, pero no nos queríamos separar, el había alzado el brazo derecho hacia mi espalda y me rodeaba con el mismo mientras se sostenía con el otro. Luego movió su mano a mi cuello y acerco más mi rostro al suyo, acortando cada vez más la distancia que nos separaba.

Mi corazón estaba muy acelerado, me encantaba la adrenalina del momento, el coló su mano debajo de la camiseta sin mangas que traía, se escapó un mechón de mi coleta y se enredó entre nuestros labios, pero eso no nos importó. Libere uno de mis brazos del peso de mi cuerpo y comencé a acariciar su cabello, guiando a mi mano en un trayecto de su nuca a su torso, ahí donde el pantalón del pants del uniforme y su camisa dejaban entrever una delgada línea de piel desnuda, luego metí mi mano bajo su camisa, acariciando lentamente su torso, suave y musculoso, el sonrió sobre mis labios y yo hice lo mismo.

Quité con suavidad mi otro brazo de la alfombra y con ambas manos tomé el cuello de su camisa para poder cambiar la posición y que yo quedara en la parte inferior con sus antebrazos a ambos lados de mi cara, de este modo pude pasar mis manos por detrás de su cuello y atraerlo más a mi.

Comencé a tirar de su camisa hacia arriba, hasta que no la tuvo puesta. El hizo lo mismo con la mía.

Las caricias y besos subían cada vez más de nivel, cuando mordí su labio se le escapó un ligero gemido de placer, fue casi insonoro. Comenzó a trazar un camino de besos de mis labios a mi cuello, a mi clavícula, a mi hombro, y finalmente de regreso. Yo tenía los oís cerrados y las manos en su espalda apretado su torso desnudo contra el mío.

-Creo que debemos irnos.- Dijo con la voz jadeante y ligeramente más profunda.

Enredé su cabello entre mis dedos ara darle un último beso apasionado antes de levantarnos, ponernos nuestras respectivas camisa y camiseta, arreglarnos mutuamente el cabello y salir tomados de la mano, camino a clase.

Cuando pasamos por el umbral de la puerta sonó el timbre de clase.

-Debo irme.- Dije, me giré, le di un rápido beso en los labios y salí corriendo a mi clase con una enorme sonrisa plasmada en mi cara.

Cortas Escenas RománticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora