Faber & Castell parte 2

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  • Dedicado a Julieta N. Segura Barrón
                                    

En el gimnasio

>>Faber & Castell parte uno<<

Escenario: una chica de 15 años y un chico de 16 años después de clase libre en preparatoria.

Seguía sin saber su nombre, sólo su bello apellido.

Castell

Me sorprendió lo del gimnasio, nunca pasábamos de los besos; las caricias eran algo nuevo. Me preguntaba que hubiera pasado si hubiera entrado un profesor o algún alumno. No sólo habíamos avanzado en el gimnasio además era martes, no se supone que nos viéramos en la alfombra esponjosa que colocaron en la sección de gimnasia del auditorio (ya que ella tenía clase a esa hora), también me había quitado la camisa y me permitió hacer lo mismo con la suya, además me dejó tomarla de la mano al salir. Y como sí eso no hubiera sido suficiente cambio para un mismo día me besó antes de dirigirse a su clase.

Los que pasaban cuando esto último sucedió voltearon y quedaron paralizados en su lugar. A mi nunca me ha molestado mostrar mis sentimientos en público, eso todos lo sabían, pero Castell era harina de otro costal; ella nunca había tenido a alguien, no antes de tenerme a mi, ella misma me lo contó. Era muy bella pero reservada y por lo mismo muchos la pretendían desde lo lejos, nunca se le había acercado alguien.

Tampoco dijo a los demás alumnos su nombre.

Me había quedado inmóvil en mi lugar viéndola correr para llegar a tiempo a clase. Me entró un ataque de risa histérica y sentí unas terribles ganas de volverla a besar.

Entonces me di cuenta de que no le había dicho algo antes de que se fuera, debí acompañarla a su clase.

Decidido me marche a la mía.

Un minuto antes del cambio de clase pedí permiso para retirarme, entonces me dirigí a su clase, recordé que los martes sale del edificio tres, donde están el laboratorio y algunas clases avanzadas, ya que a esta hora me toca en el edificio contiguo.

Esperé al pie de la escalera para no arriesgarme a hacer el ridículo esperando frente a un aula equivocada.

Los rumores y chismes corrían rápido en nuestra escuela (creo que en todas). Para cuándo comenzaron a salir los primeros se escuchaban algo altos los murmullos, y por más que quise evitarlo no pude dejar de escuchar algunas palabras como:

•Castell

•Leo Faber

•Pareja

•Imposible

•Estoy tan celosa

Entre muchas otras. Y tampoco pude parar la sonrisa que se formó en mi rostro al escucharlas.

-Faber, ¿que haces aquí? - preguntó cuando me vio finalmente; habíamos acordado llamarnos por nuestros apellidos hasta que ella decidiera decirme su nombre - creo que no importa, ya todos deben saber ¿cierto?

- Así es, ahora no podrás negarme el gusto de llevarte a tu salón para la siguiente clase.

- De hecho, me dirijo a la biblioteca, al parecer el maestro de Historia no vino el día de hoy, pensaba leer un poco, pero gracias por la invitación - dijo y con una sonrisa emprendió su camino.

- Espera, deja que te acompañe

- Llegaras tarde a clase por mi culpa, no puedo dejar que eso pase.

- Pero yo si, ahora quieras o no iré a la biblioteca, tengo que dejar un libro ahí y pensaba escogerme otro.

- Está bien entonces.

{To be continued...}

Cortas Escenas RománticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora