El Gimnasio

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El interior de la escuela no era tan distinto a como se veía por fuera. Al entrar me encontré con un largo pasillo que se extendía a ambos lados, los pasillos tenían lockers del lado contrario a la puerta, eran de un color gris desparejo y moteado con manchas de oxido.

Me dirigí a la derecha, guiada por un plano que Helen me había hecho antes de salir. Luego me perdí. Estuve más o menos 20 minutos tratando de descifrar el mapa, que tenía tantas líneas y marcas que era imposible de leer, al final termine yendo a parar a un gran salón, que supongo que era el gimnasio.

Al abrir la puerta vi a un grupo de adolescentes que, calcule, tendrían la misma edad que yo. Algunos de ellos charlaban entre si y otros estaban sentados en silencio. Entré y cerré la puerta detrás de mí, y aunque hizo bastante ruido al cerrar, ellos no me prestaron atención. Bueno, uno si, un chico pelirrojo de ojos dorados, dirigió su mirada hacia mí, sin ninguna expresión en su rostro, luego volvió a bajarla.

Tome asiento en una de las destartaladas sillas que había al lado de la puerta, sin nada que hacer. En eso estaba cuando de repente las luces que colgaban del techo comenzaron a parpadear y una mujer de unos 40 años apareció en el medio del salón. Todos la miraron y guardaron silencio.

Burning DasiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora