¡¿Enamorado?! ·Monkey D. Luffy·

>> U n o <<

Era un día normal en el Thousand Sunny en el nuevo mundo. Después de lo ocurrido en Marineford (muerte de Ace). El corazón de nuestro Capitán se estaba curando pedacito a pedacito con la ayuda de sus nakamas, la alegría y protección que le brindaban lo hacían sentir mucho mejor.

Cada uno estaba haciendo lo que les pasaba primero por la mente, Sanji estaba preparando un platillo especial para sus "mellories", mientras el resto simplemente jugaba; en este caso Luffy, Usoop y Chopper y otros... durmiendo, bueno, el único. Zoro. Nami estaba en su camarote realizando un mapa de la Isla de Dressrosa y un gran relajo se escuchaba en la parte abierta del barco.

— ¡¿Qué creen que están haciendo?! — abrió la puerta de un golpe asustándolos en especial a Usoop y Chopper con una vena sobresaliendo en su frente, sus ojos oscureciéndose al instante fijando su vista en los únicos capaces el joder su día.

Chopper susurró bajo solo audible para su acompañante — Dios Usoop, Nami asusta... — canturreo el renito temblando en su lugar.

— Nami ¿quieres venir a pescar? — una encantadora sonrisa ocupó el rostro de Luffy al ver a su navegante salir de su camarote con dagas en sus ojos, casi asesinando con su mirada.

Rió al ver su actitud molesta.

Adorable.

— ¡Nada de pescar! Y tu idiota -señaló al azabache —, ¡deja de ser idiota! — empuño sus manos al ver al idiota de Luffy con esa estúpida sonrisa plantada en su rostro.

Oh... claro, estúpida sonrisa.

— Eso es imposible bruja y lo sabes — Zoro aseguró a la peli naranja porque claro Luffy era Luffy y bueno... el chico ya no cambiaba.

— ¿Qué le has dicho cabeza de cactus — frunció sus cejas al oír la irritable voz de Sanji. Demonios, el cocinero realmente era insoportable, tanto como para jurar en matarlo mientras dormía, pero Sanji era EL cocinero de su capitán.

— Nada que te importe cejas de caracol —. Respondió de vuelta con una sonrisa llena de burla.

Zoro: 1 Sanji: 0

Y así comenzó otra de sus peleas que tanto le alegraban.

— Capitán-san ¿usted es feliz? — apareció Robin con un libro en sus manos observando detenidamente como el pelinegro veía con brillo en su ojos a Nami, casi podía jurar que le iba a perforar con la mirada.

De una manera encantadora, claro.

Asintió — Shishishi claro Robin, ustedes son mi felicidad —

— Entonces Navegante-san es su mayor felicidad —. Aseguró con cierto interés en su voz esperando la respuesta del azabache.

— ¿Por qué? — ladeó su cabeza a un lado. No entendía a qué se refería. — Explícate mejor —. Bufo

— Porque no para de verla aunque sea por un momento — .

"No me daba cuenta cuanto te amaba..."

— Siempre la veo — . Hizo un mohín girando su vista viendo cómo se reía con el renito. — Para él siempre fue difícil comprender las palabras confusas de la pelinegra, pero ¿Cómo asociaba la felicidad con Nami? Estaba seguro que él era feliz cuando sus amigos lo eran, no había otra razón especifica al sentirse feliz con la peli naranja.

Es su amiga.

Su nakama.

Alguien muy valioso para él.