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Akashi miró hacia todos lados preguntándose qué carajos hacía ahí, bueno, lo sabía, claro que lo hacía, lo que no lograba comprender era como había sucumbido ante las palabras de aquel muchacho de su clase. Solo esperaba que aquello no fuera mala idea. Una mujer le hizo señas desde el mostrador, él avanzó curioso mientras observaba las mesas.

Y, carajo, a qué lugar había ido a parar.

Jamás había visto a tantas personas que compitieran una identidad similar a la vez. No se sintió intimidado, más bien le parecía interesante y un tanto excitante. De un momento a otro su mal genio se disipó, tal vez no había sido tan mala idea.

Dirigió sus pasos hasta llegar hacia la mujer, ésta pese a su aspecto, se veía amable y de alguna manera sentía que la conocía de algún lado. No era solo su apariencia, había algo en ella que le hacía sentir cierta familiaridad, pero no tuvo tiempo para divagar cuando la misma habló.

—¿Te puedo ayudar en algo? — la voz que emergió era dulce y carismática.

—Alguien me espera — no supo por qué le dio esa información tan rápido, pero la pequeña mujer le daba confianza. Ella abrió los ojos sorprendida. Asintió como si confirmara algo y señaló un punto detrás de él.

Akashi se dio la vuelta y dirigió la mirada hacia donde ésta apuntaba. No tuvo que rebuscar mucho cuando vio la conocida cabellera llamativa de quien le había citado. Agradeció a la señora del mostrador y avanzó a paso firme hacia la mesa del chico. Desde lejos le vio tomar de una taza mientras miraba al frente, al parecer no se había dado cuenta de su presencia. Ja, ¿quien se creía?

Se acercó hasta quedar frente al contrario, sorprendiendose al instante por sus palabras.

—Si quieres puedes tomar asiento, es gratis — musitó sin levantar la vista de su taza. Se veía más relajado de lo que lo había visto el día anterior.

—Se puede saber ¿para que me citaste? — Akashi tomó asiento frente a él, sorprendiendose por segunda vez al estarle haciendo caso.

—Bien sabes para qué — Kuroko sonrió mientras por primera vez lo veía a los ojos — A diferencia de lo que de seguro piensas de mi, no soy como tu crees. Me importan mis estudios — Akashi quedó sorprendido ante esa declaración — No puedo dejar que te lleves mis cuadernos así como así, no cuando los exámenes están cerca y no hay tiempo para repasar algo que ya se vio, por eso... — sonrió como un infante mientras levantaba su mochila y sacaba unos cuantos cuadernos de ella — ¿qué te parece si, sólo por esta vez, estudias conmigo?

El silencio se hizo en la mesa, Akashi parpadeó un tanto perplejo ante la escena frente a sus ojos. Bien, sabía quien era Kuroko Tetsuya porque lo único que se decía de él eran cosas que iban de acuerdo a su apariencia y a veces actitud. Muchos rumores corrían a su alrededor y por eso ahora mismo no podía creer lo que sus ojos veían.

El chico aparentaba ser más simple de lo que los demás decían de él. Él mismo llegó a pensar que era alguien sin un futuro aparente. Pero verlo de esa manera frente si, era mucho más de lo que esperó.

—¿Qué quieres a cambio? — su pregunta no iba malintencionada porque, cuando pides algo lo normal es devolverlo con otra cosa. Pero la pregunta pareció no gustarle a Kuroko.

—¿Por qué siempre preguntas eso? — su sonrisa se había borrado — No se te ha ocurrido que tal vez yo no quiera nada.

— En realidad no se me ocurrió, porque todos quieren algo.

— En efecto, pero si aceptas mi propuesta yo obtendré lo que quiero. No necesitas dar más.

—Eso solo hace que desconfíe de ti, ¿piensas extorcionarme después?

INESPERADO [AKAKURO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora