La lluvia sí se apresuró. ¡Dios dame fuerzas! Ahora el cielo está todo oscuro, la lluvia suave pero constante crea gotas en el vidrio que hago bajar con el poder de mi mente. Si, es en serio. Unos minutos después me doy por vencido y simplemente decido cuál gota va a bajar primero, y si gano, pues, nada, sólo río sólo... Rayos, ¡sin Alain mi vida es tan aburrida!
Ya sé que hacer: jugar videojuegos. Saqué un cartucho de hace más de cinco años, que mantengo en prístina condición. Es uno de mis juegos favoritos. Media hora con el control en la mano y ya estaba muy entretenido, decidí pasar la noche jugando.
Mamá: "Winston."
Yo: "¿Qué?"
Mamá: "¿Puedes venir un segundo?"
Yo: "No mamá, estoy jugando, ¿para qué?"
Mamá: "Alain está aquí."
Yo: "Mami, déjame terminar de jugar."
Mamá: "..."
Yo: "..."
Yo: "¿¿¿ALAIN???"
Sin pensarlo apagué la consola. Ni siquiera había guardado mi progreso. Sabía que la diversión estaba en pasar tiempo con él, así que la televisión se vuelve absolutamente innecesaria si él está cerca.
Yo: "¿Tu papá te dejó venir, y con esta lluvia?"
Alain tenía gotas como de rocío en su abrigo.
Alain: "Papá me trajo en el carro."
Yo: "¡Muy bien! ¿Y qué haremos?"
Alain: "¿Qué tal si jugamos a... a que somos entrenadores Pokémon?"
Jugar eso es uno de nuestros favoritos. Hay dos formas de llevarlo a cabo: dibujando sobre una hoja los Pokémon, sus fuerzas y habilidades, y haciéndolos "combatir" con nuestra imaginación. El otro tipo es que nosotros mismos fingimos ser las criaturas, y empezamos a "atacarnos" unos a otros. En ambos tipos, cada quién decide cuánta salud le inflige determinado ataque; me explico: si es mi turno de golpear, Alain resuelve cuánto daño le había hecho, y viceversa. Confiamos en que la cantidad de daño elegida es justa, pero claro, a veces decido que me ha hecho muy poco daño, y eso nos lleva a discusiones leves, pero en otras ocasiones estoy de buen humor, y dejo que me quite toda la "salud".
Sólo pudimos jugar por una hora, momento en el que llegó el papá de Alain. ¡Cuánto me duele escuchar el claxon de su vehículo! Alain se fue, y volví a sentir por unos minutos el vacío de la soledad.
Al día siguiente, y con el frío de invierno de un territorio recientemente rociado, me preparé para asistir a clases. Frente al plantel me esperaba Alain. Noté que hablaba con Nikolet, una niña que nos conoce desde que empezamos a atender en esta escuela.
Yo: "hey, Alain ¿cómo estás?"
Alain: "bien, ¿y t...?"
Yo: "¡seguro que estás bien! Hablando con Nikolet."
Alain: "jaja, no es lo que crees."
Yo: "claaaaro."
Alain: "¡en serio!"
Yo: "me imagino cómo serían tus hijos con ella, seguro les crece la barba desde los cinco años."
Alain: "no, jaja, ella no me gusta para nada, solo conversaba sobre... otras cosas."
Yo: "con que otras cosas, ¿eh? ¿Se puede saber qué?"
Alain: "bueno... sí que puedes saber, pero ten paciencia, seguro te enteras en recreo."
Yo: "que no me salgan telarañas."
Alain: "descuida."
En el horario de clases, se nos asignaron diversos temas. Debíamos ir a la biblioteca e investigar. Dentro de ésta, un chico un poco gordo, alto e intimidante, que se llama Mark, aprovechó que la supervisora salió del salón, y me amenazó.
Mark: "¿cuántos te dieron para la merienda, eh?"
Yo: "déjame en paz, Mark."
Mark: "¿no escuchaste? ¿Cuántos tienes?"
Alain: "¿acaso no escuchaste tú? ¡Déjalo en paz!"
Mark: "¿y tú quién eres? ¿Su ángel guardián?"
Alain: "te crees muy gracioso, pero si sigues molestando te reportaré en la dirección."
Mark: "¿qué dijiste, niñita?"
Alain: "que te metas con uno de tu tamaño, orangután."
Alain tiene capacidad para expresarse con una valentía que es tan evidente en él y tan carente en mí. Pero su victoria verbal no duró mucho, pues Mark lo sujetó del cuello, y lo empujó contra un librero, lo que causó que cayera una gran cantidad de libros. Escuchamos la voz de la supervisora decir: "¿qué ha sido eso?" Y en ese momento Mark escapó.
Alain: "¡sí! ¡Huye como el cobarde que eres!"
Supervisora: "¿y este desorden? ¿Qué ha pasado aquí? ¡Estuvieron peleando EN LA BIBLIOTECA?"
Alain: "no hemos sido nosotros, fue..."
Supervisora: "¡no importa quién fue! Quiero que los dos se pongan a reorganizar todos estos libros de inmediato, y espero que sepan hacerlo por orden alfabético."
Alain: "¡no vamos a arreglar algo que no causamos...!"
Yo: "¡descuide! ¡Lo haremos!"
Supervisora: "más les vale. ¿Qué ibas a decir, niño?"
Alain me miró por unos instantes, y luego se fijó en la señora.
Alain: "nada."
Supervisora: "bien, eso pensé. Ahora pónganse a trabajar o los envío por un mes a detención."
Empezamos a recoger y organizar los libros que estaban en el suelo.
Alain: "estoy harto de Mark, estoy harto de las autoridades escolares, estoy harto de los libros. ¿Para qué rayos necesitamos estos libros de todos modos? ¡Toda esta maldita biblioteca cabe en una computadora!
Yo: "cálmate, entiendo por qué te molesta tanto, pero necesitamos terminar esto. Tómalo con calma, ¿está bien?"
Tomé uno de los libros, "El Principito".
Yo: "Alain, mira, ¿has leído este?"
Alain: "Winston, todos, TODOS hemos leído ese libro."
Yo: "¿y este?"
Tomé el libro "El Código Da Vinci".
Yo: "Este libro es muy nuevo, wao. Salió en marzo de este año, y ya lo leí."
Alain: "no. Se ve aburrido. (Como todos los libros del mundo)."
Yo: "seguro no has leído ningún libro que te apasione."
Alain: "no recuerdo el último libro que leí."
Yo: "lograrás entender por qué leer es una de las cosas más interesantes que podemos hacer si al leer, te metes en la historia, te imaginas cómo son los sujetos, cómo es la situación que les ocurre, si haces una película en tu mente."
Alain: "eemm... no lo había pensado de esa manera."
Yo: "Por ejemplo, El Código Da Vinci, que es uno de los que más me gustan, trata sobre unos asesinatos misteriosos, y los personajes se dan cuenta que las pruebas de los crímenes conducen a las pinturas de de un señor llamado Leonardo Da Vinci. Es muy, muy bueno."
Alain: "Jeje, quizás lo lea, algún día."
Al poner el último libro en su lugar, nos sentimos aliviados. Pasamos mucho tiempo organizándolos por orden alfabético, pero creo que lo hicimos bien.
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Héroe de mi Mente
Jugendliteratur¿Puede ser nuestro amor por un ser querido tan grande que lo mantengamos vivo en nuestra mente y corazón? Esta emotiva historia trata de tomar ese concepto de manera literal. Disfrute al leer qué pasa cuando un amigo fallecido rompe la barrera que s...