Capítulo 1: El campamento Lago Cristal

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El autobús retumbaba de risas de niños y cantos alegres, el ambiente feliz de la niñez en su máximo esplendor. Mas no todos los pequeños reían contentos. En el último asiento de la esquina más apartada, se encontraba una jovencita de no más de 10 años. Su cabello rubio lleno de rulos enmarcaba un rostro redondeado y con pecas, sus ojillos celestes transmitían tristeza y desencanto. Su nombre es Verona Munch y, al igual que el resto de los niños, era huérfana.

Madeline y Areon Munch eran de esas parejas toxicas. Ella era una adicta a la cocaína y él era un abusador y maltratador, la única razón por la que no abortaron a su hija fue para obtener la ayuda que brinda el gobierno para aquellas familias en necesidad. Verona desde pequeña sufrió desnutrición, maltrato psicológico, se vio forzada a ver a su padre violar y pegar a prostitutas, a su madre vendiéndose por drogas, aguantar palizas y malos tratos de aquellos que se suponía debían de cuidarla. Fue muy valiente al afrontar la verdad de que sus padres no la amaban y, tomando fuerzas de la esperanza, los abandono una noche para no volver jamás. No llego muy lejos, unos vecinos dieron con ella y la regresaron al hogar. Su padre enfureció y le dio unos golpes que casi la dejan paralitica, sin embargo, por primera vez su madre intercedió por ella. Entonces los que terminaron peleándose fueron ellos y, en medio de la lucha campal que estaban librando, una de las velas que usaban para prender la gastada fogata (ya que no tenían calefacción) se cayó del soporte en el que estaba desatando un horrendo incendio. Verona, aturdida y pequeña pero ágil, salió rápido del edificio. Pero sus padres y los vecinos no tuvieron la misma suerte.

A sus siete años, estaba sola y desamparada, por lo que le valió un recorrido por los diferentes orfanatos del sistema. Nunca se quedaba mucho, porque los niños iban y venían, salían y entraban conforme pasaba el tiempo. Harta ya de tanto jaleo, cuando cumplió los nueve años pidió que se le trasladara de manera permanente al Orfanato de Springwood de donde su madre era oriunda. Dicho orfanato la recibió con los brazos abiertos, sin embargo, tras un año allí aún era el centro de burlas por lo que no tenía ningún amigo algo que la hacía antisocial e introvertida impidiendo así que los padres aspirantes se interesaran en ella. Aquel echo la entristecía, logrando que se aislara más del resto de niños.

Afortunadamente, eran épocas de vacaciones y el orfanato tenía pase libre al Campamento Lago Cristal, gracias a la nueva dueña del mismo. Y a la pequeña Verona le gustaba la idea de pasar sus dos semanas allí, aprendiendo a acampar y nadando en el lago.

A pesar de la historia del lugar. Una de las cosas que más le gustaba a la niña era leer; desde ensayos, pasando por enciclopedias, hasta manuscritos. Informarse de las maravillas que el mundo tenía y documentarse de todos los temas posibles le encantaba, la hacía feliz aprender algo nuevo, si bien le costaba leer de apoco lograba mejorar. Y en cuanto supo a donde irían se enfrosco en una investigación de rutina que la llevo a un descubrimiento inquietante: la leyenda de Jason Vooorhess.

Aquello la asustaba de la misma forma que la curiosidad energía, si bien no creía al dedillo en lo paranormal no descartaba que algo místico pasará en el campamento. Y se preguntaba que misterios le estarían esperando al llegar.


*********


Los ayudantes ya estaban en sus posiciones, los profesores y demás personal esperando solemnes la llegada de los niños. Hacia un año el caso del ex jefe de policía Thompson fue resuelto y, debido a la oleada de gente que puso a sus hijos al cuidado y resguardo de la señorita Sclerk, pudieron recaudar lo suficiente para invitar al Orfanato a pasar una semana allí. Algo que nadie esperaba en absoluto, ya que la caridad no había sido el motor de ningún dueño anterior.

—Bien, gente escuchen atentamente. No lo repetiré. — una mujer alta de mirada severa y porte distinguido se enfrentó a los empleados— No quiero errores. No perdonaré ningún despiste, si están con los niños no admitiré que réplicas. Vienen a trabar no a pasar el rato con amigos. — la mirada de fuego fue en dirección a los adolescentes— Me vale un comino si quieren estar juntos, si algo le pasa a algún infante por más pequeño que sea, estarán despedidos. La negligencia no la toleraré en absoluto ¿he sido clara?

Un si generalizado respondió a la aterradora mujer, quién tras una última mirada de advertencia se giró lista para atender a los pequeñines que traía el autobús naranja.

Los niños se entusiasmaron mucho al ser recibidos por los empleados y la mismísima dueña del campamento. A Verona le extraño que la mujer les diera un discurso de bienvenida, como si ellos fueran las personas mas importantes allí reunidas. Pero debía admitir que eso la hacía sentirse algo especial y, probablemente, no sería la única en sentirlo así.


*********


Un par de días después, ya estaban todos muy contentos con el lugar y las actividades. Podían escoger cualquiera que les apeteciera y se sumaban a las clases sin problema. Muchos ya estaban juntándose con grupitos de otros chicos. Sin embargo, ella seguía sola. No que le molestara, pero tenia la pequeña esperanza de encontrar a alguien allí con quien pasar el rato. Sus compañeras de cabaña la hacían a un lado, aun la niña de cillas de ruedas parecía no estar muy a gusto a su lado. Y es que ella no era muy de sonreír, y ya le habían dicho las cuidadoras del orfanato que eso la aislaría mas a la hora de hacer amigos. Pero que no sonriera no significaba que fuera una amargada, pero los niños no iban a lo fácil. Y eso es algo que aprendió a temprana edad.

Verona estaba sentada en la escalerita de la cabaña principal, jugando con un muñeco que habían realizado en las clases de manualidades con madera. Las niñas de su cabaña se estaban acercando para entrar por algo que picar. La líder del grupo, una pelirroja llamada Danila Jones, la empuja y pisa su juguete rompiéndolo en el acto. Con una carcajada grupal, las jovencitas entrar al lugar. Verona sostiene las partes del soldado de madera con una mueca de tristeza mientras un hombre alto y robusto se le acerca con el ceño fruncido.

—Eso no fue nada amable ¿crees que se pueda reparar?

—No lo sé... pero ya estoy acostumbrada a esos tratos.

—Sabes, no tienes por qué soportarlo más. Y menos aquí. La señorita Sclerk seguro que les dará a esas chicas un buen escarmiento.

—Mmm... —la niña lo miro un momento, no confiaba mucho en los adultos. Pero algo en los ojos ajenos le hizo confiar, por alguna razón ese hombre le transmitía paz.

—Por cierto, soy Jason. El cocinero. —y le extendió la mano, a lo que la pequeña le sonríe divertida siguiendole el juego.

—Y yo soy Verona... pero puede llamarme Vero.

—Entonces, pequeña Vero, ¿vamos? —la sonrisa gentil del rostro adulto la convencio finalmente.

Jason la llevo hasta la cabaña privada de la dueña del campamento, espero que le respondiera a su llamado, rogando que su intuición sobre la mujer no fuera herrada. Sino el mismo tomaría cartas en el asunto. Unos segundos después, los dos estaban el sofá del recinto frente a una hermosa mujer de cabello castaño. Con un poco de miedo, la niña le dijo lo que había pasado y no quedo duda a ninguno de los dos que esa mujer se tomaba su trabajo muy enserio. La furia en la mirada de color castaña daba hasta miedo, lo cual intrigo al hombre.

—Mi dulce niña, lamento profundamente el comportamiento de tu compañera de cabaña. Hablare hoy mismo con ella, déjame tu muñequito y mañana lo tendrás reparado. Te prometo que no volverás a recibir el mismo trato por su parte.

—Muchas gracias.

—Señor Jason ¿seria tan amable de acompañarla al comedor y decirle a la joven Danila que venga?

—Por supuesto, ven querida.

Ambos se marcharon al comedor. Jason localizo pronto a la pelirroja y le dio el recado, la niña se extrañó, pero fue sin rechistar. Vio entristecido como la pequeña Vero estaba sola, así que sin que nadie se de cuenta, la llevo a la cocina donde estaba su madre comiendo en su tiempo libre. Los tres, pronto, congeniaron muy bien y el resto del día fue entre risas y anécdotas. 

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2019 ⏰

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