Blanco Gris Blanco

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Blanco, gris, blanco era todo lo que predominaba mi habitación. No sabía ni mi nombre, ni mi edad, no recordaba, ni mi pasado, ni mi presente, ni mi propia cara, solo sabía que estaba allí desde hace tiempo, tiempo indefinido. ¿Años?¿Meses?¿Décadas? No lo sé, solo sé que la habitación es blanca y gris. ¿Quieres saberlo único que recuerdo? Bueno, recuerdo como respirar, caminar, leer y escribir, tampoco recuerdo como hablar.

Se cosas gracias a los libros, la gente de blanco suele traerme unos cuantos a la habitación. Gracias a ello se muchas cosas, pero no me sirven de mucho. No sé si es de día o de noche, solo sé que si debo ira dormir me lo dirán los alta voces y me despiertan igual. Al menos recuerdo como comer, y también sueño. ¿Cómo sé si es un sueño? Bueno, un libro hablaba de ello, pero lo importante es con lo que sueño. Suelo ver otras chicas en , la última estaba en una posición fetal, era rubia y en sus manos revoloteaba una luz rojiza como la sangre. Y así se quedaba quieta, inmersa en la oscuridad mientras yo la observaba hasta que la alarma sonaba.

-Amber, hora de comer.-dijo una persona blanca con una bandeja. ¡Es cierto! Me llamo Amber.

Me dejó la bandeja en la mesa gris y cuando cerró la habitación me acerqué. Comí como siempre, tranquila y sin ganas. Todos los días igual, todos los día me preguntaba ¿Por qué estaba allí? ¿Qué había fuera de mi habitación? ¿Había algo fuera de mi habitación? ¿Sería un monstruo? Pero, obviamente las respuestas no llegaban. Amber, ¿Así me llamaba? Abrí la boca en un intento de hablar, pero la voz no salió, solo un sonido ahogado. Cerré los ojos frustrada ¿Cómo hacía la gente blanca para hablar? Terminé mi comida y agarré un libro de los estantes grises. "Anatomía", ese hablaba del cuerpo y su función. Habría leído ese libro miles de veces, pero seguía sin entender como hablar. Abrí la boca nuevamente y solté un sonido ahogado. Nunca lo lograría.

Abrí los ojos. Me había dormido. Un libro estaba apoyado en la mesa gris. Blanco, gris, blanco, devuelta. Olvidaba que había hecho, pero sabía que había leído ese libro mil veces. Me intenté levantar, espera ¿Cómo se hacía eso? Con pánico intenté mover mi cuerpo pero no reaccionaba. Un sonido ahogado salió de mi boca y mis ojos abiertos de una forma extravagante. Pánico. Nadie vino, nadie me ayudó. Esta vez no podría levantarme o ¿Siempre fue así? No lo recordaba, solo el sueño que tuve recién. Una joven de pelo corto, ojos de un color oscuro, cara pintada de vetas de un color desconocido y una mirada penetrante ocupaba mi visión. Detrás de ella un animal blanco, de ojos de un color igual de extraño e inmenso ocupaba la vista detrás de la chica. En manos de la joven un objeto extraño, de color y brillante flotaba. Eso era todo, yo me quedaba viendo a esa chica, mientras ella me penetraba con su mirada. ¿Y mis recuerdos? ¿Qué había antes de ser todo blanco, gris y blanco? ¿Nada? ¿Quién era?¿Qué paso? ¿Por qué vivo?

Mis pensamientos abordaban mi mente y así me quedé, incapaz de moverme, olvidando poco a poco lo poco que recordaba. ¿Cómo me vería yo?¿Sería la chica del sueño?¿Qué era lo que soñé? Lo olvidé. En segundos olvidé que pasaba, me costaba respirar. ¿Dónde estaba? ¿Qué pasó?¿Quién era? El aire no entraba a mis pulmones y yo olvidaba como hacerle entrar. Caí inconsciente. Negro y profundo. Solo yo y la oscuridad en la que caí dormida.

Relatos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora