¿Miedo?

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Cuando termine la preparatoria e ingrese a la universidad mi vida se convirtió en un maldito cliché,de esos en donde la chica obtiene lo mejor y lo que quiere. Hasta hace poco lo seguía siendo, de no ser por la aparición de ese hombre, ese por el que casi pierdo la carrera y la vida.

-Señorita Wen, su auto espera afuera- la rubia me saco de mis pensamientos

-Gracias, enseguida bajo- cierro mis cajones para después tomar mi bolso lujoso con las letras "LV" incrustadas a ella.

-Creo que hay un inconveniente- me detiene el paso antes de que cruce para salir de mi oficina. Camina unos pasos dentro y mira el ventanal que da al estacionamiento.

-¿cuál es?- me acerco junto a ella al ventanal en espera de que no sea lo que tengo en mente; Un retén policial.

-Ese- señala mi auto el cual se encuentra lleno de notas rojas y una gran cartulina en el parabrisas donde se alcanzaba a leer "TIENES QUE IRTE" -¿Quiere que llame a seguridad?- me susurra con miedo como si alguien más ademas de nosotras pudiera escuchar a pesar de estar solas en la oficina

-No. Soy licenciada ¿recuerdas?- con una leve inclinación me da su afirmación -Descuida, yo arreglo esto- Cargo mi bolso sobre mi hombro y camino a paso firme al elevador. -Pero si algo pasa y lo ves por esa ventana, llama a la policía enseguida- le ordenó antes de que cierren las puertas del elevador. En segundos ya estaba en la planta baja -¿Creen que esto me asusta?- miro al rededor mientras quitó las notas que estorbaban en mi parabrisas, pero al quitar la cartulina sale volando un papel que levanto enseguida
"TE SUCEDERÁ LO MISMO QUE EN LA UNIVERSIDAD SI NO TE VAS" hice de el una bola y la lance lejos. Otra vez esas amenazas bastardas. Seguro de algún familiar de clientes que metí a la cárcel y quedaron recentidos, no era la primera vez que me sucedía algo así.

-¡Aléjate del auto!- una voz masculina grito tras de mi.

-¿Crees que me das miedo?- hablé con desición en mi tono de voz. Ya había estado en esta situación antes y no solo una vez...incluso llegué a tener un roce de bala en un caso.

-Te di una orden ahora guarda silencio- sentí el fierro de la pistola contra mi espalda. Desgraciado. Me tomo por la espalda como los cobardes.

-¿Quién te ha mandado?- mire el vidrio de mi auto tratando de descifrar su rostro por el reflejo -Lo estas haciendo mal, dime ¿quién te ha mandado?-- pregunto de nuevo esperando que sus nervios lo traicionen y se equivoqué en cualquier movimiento. Si era nuevo lo sabría cuando la pistola temblará en su mano... Y sino, bueno, las clases de defensa personal servirían ahora.

-Dije que guardaras silencio. Te matare- su mano temblaba y lo podía sentir por el arma. ¡Bingo!. Un nuevo.

-¡No me das miedo!- grite mientras lo encare, sin embargo no metí ni un dedo porque la policía ya estaba frente a nosotros. La rubia y sus malas desiciones.

-¡El arma en el suelo!- grito uno de ellos -¡El arma en el suelo!- grito de nuevo. Enseguida el bastardo dejo el arma y obedeció las ordenes del policía.

Después de dejar mis declaraciones, me fui a mi casa, el oficial de la estación ya estaba un poco arto de los mismos intentos de homicidio contra mi. Sin embargo al entrar a la sala principal note que algo estaba extraño, no dure ni un minuto con la duda porque enseguida la puerta de mi armario se abrió dejando caer una de las cajas donde había guardado mis recuerdos de la universidad, me acerque para levantar todo pero entonces una foto salio de el álbum "NO CREAS QUE ME IRÉ, AHORA DEBES TENER MIEDO" sostuve la foto entre mis dedos y mire la letra una y otra vez hasta llegar a recordar que imbecil bastardo podía hacer algo como esto.

-¡ya te tengo!- grite con seguridad y deje la fotografía como muestra

¿Qué hice? claro esta en que puse una denuncia con el comandante de seguridad enseguida. A la persona que me quería hacer daño dejando pruebas contundentes no le serviría de nada husmear entre mis cosas universitarias, inclusive los policías fueron quienes vincularon el atentado de mi auto con lo que sucedía ahora...

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