3. Chico susceptible

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Entré a casa y no había ninguna señal del caprichoso de Brooks, no se escuchaba nada, fue como si hubiéramos abandonado nuestra casa y después de muchos años haya vuelto ahí para ver que quedó. Continué caminando a través de la sala de estar y pude ver unas cuantas latas de cerveza en el suelo, solté un resoplido. Escuché pasos en el piso de arriba y después una risilla muy familiar.

¿Brooks? -grité esperando su respuesta.

Unos pasos pesados llegaron corriendo.

¿Qué te puedo ofrecer, preciosa? -se asomó por la baranda que da al primer piso con tan solo unos bóxer puestos.

Mis cejas se juntaron y mis mofletes se volvieron rojos como el fuego - ¿acaso estás haciendo lo que estoy pensando en MI CASA?

Estoy preparando un pastel -me contestó con una sonrisa socarrona - ¿quieres venir a ayudarme?

Saca a esa tipa de mi casa antes de que yo misma lo haga -exijí.

No te enfades, Kat -objetó -haré lo que todo lo que me digas, solo si me das un besito.

Mi cejas se juntaron aun más.

Entiendo -contestó nervioso -será luego -me guiñó el ojo y se adentró hasta donde está esa cueva asquerosa que él llamaba habitación y volvió acompañado de una chica de cabello rojo y liso, muy familiar para mis claras retinas.

¿Luna? -dije y pude sentir como mi corazón se aceleraba dentro de mo pecho.

Hola, Jamie -contestó con una penosa sonrisa y sus nerviosas manos intentaban cubrir su carencia de vestimenta.

No te molestes en cubrirlo -dije señalando su blanca piel -mejor preocúpate por irte lo más pronto posible de aquí, antes de que me sienta más arrepentida de conocerte. -grité molesta señalando a puerta principal.

Una lágrima se deslizó suave y lentamente por su mejilla, su cuerpo reaccionó rápidamente y se adentró en la habitación de Brooks. Una vez que ella estuvo lo suficientemente lejos, el me dedicó una mirada.

Eso fue grosero -dijo con burla señalando la dirección en que se fue la pelirroja -y te vuelve mucho más atractiva para mí -continuó con una sonrisa al mismo tiempo en que se iba acercando a mi e intentó darme un abrazo una vez que llegó al pie de las escaleras.

Y te vuelve más asqueroso para mí -dije alejándolo -además, no quiero que tus sucias manos estén cerca de mi.

Me observó socarronamente por unos segundos.

Acéptalo, preciosa -levantó mi mentón con su mano derecha -en estos precisos momentos estás que te mueres de rabia y celos porque tu amiga tuvo la suerte que tu todavía no has tenido -contestó con modestia. Quité bruscamente su mano de mi cara.

Mis ojos se dirigieron de nuevo a la baranda, quedándose sobre una Luna con ojos llorosos y rojos.

Vete -dije presionando con fuerza mis dientes -vete, antes de que te saque a golpes de mi casa.

Sus ojos se volvieron a llenar de agua y sus piernas reaccionaron para bajar corriendo las escaleras hasta la puerta y lanzarla con fuerza una vez que estuvo fuera.

Observé a Jamie -no me importa porque lo has hecho -dije fulminandolo con mis ojos azulados -lo único que quiero ahora es que me dejes tranquila, no te quiero ver y mi quiero saber absolutamente nada de ti, caprichoso.

Yo si -contestó tomando mi mano -eres la única que me hace sentir... diferente. No eres una barata como las demás y tu indiferencia me vuelve loco, puedes tratarme como una mierda, que yo siempre estaré a tus pies Kat.

Jamie & Jamie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora