Capítulo 2.

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Me despedí de Chris y me fui a mi siguiente clase. <<¡Joder, esto debe de ser un sueño! ¡No puede ser real que me haya invitado a comer todos los días! Bueno, tecnicamente no es solo a comer, pero, mejor me quedo con lo bueno>>. La siguiente clase que tenía era Educación Física, la odio, pues no soy una chica muy deportiva.
Mejor me salto las seis horas infernales del instituto.
A las 15:00, mi hermano estaba esperandome con su coche en el parking. Me subí al coche, desbordante de alegría. Mi hermano sonrió.
-Se te ve muy contenta hoy, Delilah. Más de lo normal diría yo. -Arrancó y condució hasta casa. Durante el trayecto le conté lo que mi profesor de literatura me había propuesto.
-Bueno, a mí me parece bien, después de lo que pasó con papá y mamá es una buena manera de retomar las riendas. -Aparcó en el jardín y bajamos del coche.
Entramos en casa y mi hermano ya tenía hecha la cocina, este tío es todo un chef. Había preparado pasta, mi plato favorito. Nos sentamos a comer y cuando terminamos, cada uno se fue a su respectiva habitación.
Mi teléfono sonó y en la pantalla apareció el nombre de mi mejor amigo, Logan. Respondí a la llamada con un cálido hella.
-Hella, -Respondió él también- ¿Qué tal te ha ido el día guapísima?
Logan es el mejor amigo que una chica podría tener. Es comprensivo, cariñoso, amable, sensible, atento, valiente, protector etc. Muchos dicen que debería ser mi novio, pero yo solo lo veo como mi mejor amigo. Y espero que él me vea de la misma manera, si no tendremos un problema.
-Perfectamente, ¿te acuerdas de Chris? ¿Mi profesor de literatura?
-Por supuesto, -se le escuchaba interesado en el tema ya que él sabe lo que siento mi profesor- ¿ha pasado algo?
-¡Sí! -Respondí casi chillando-. ¡Me ha dicho que me dará clases particulares todos los días hasta que apruebe! Ah, y lo más importante... ¡Almorzaré con él todos los días!
Mi mejor amigo ahogó un grito.
-No me lo puedo creer. Tenía una corazonada desde que lo conociste. Sabía que algún día pasaría esto, ¡y estoy feliz porque tú estas feliz!
-Cuando Chris y yo tengamos más confianza, le pediré su número de teléfono.
-Eso es tigresa, ¡ataca! -Gruñó como un tigre y yo me reí.
Estuvimos hablando una hora, y cuando terminamos decidí ir a dar un paseo. Mi hermano estaba hablando por teléfono con su novia, que vive en España, asi que decidí no molestarle.
Caminé por el centro comercial, y noté que unas manos calientes se posaban sobre mis hombros.
-Aquí estas.
Era una voz familiar, pero no pude darme la vuelta porque me taparon los ojos con una benda.

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