3. La prueba.

17 2 0
                                    




No sé cuántas horas pasaron, pero en cuanto toco tierra, ya pasan de la media noche. Estoy exhausto, pero no me puedo dar el lujo de quedarme aquí, pueden venir a buscarme. Como puedo me levanto y sigo mi camino, mezclándome entre los arboles de la carretera.

La última casa en la que estuve y fui atrapado no está muy lejos. Espero que Matt y Joss hayan tenido suerte y llegaran a su destino.

Paso cerca de una cabaña, la cual tiene ropa colgada en el tendedero. Me acerco para ver si hay algo que me quede y no traiga estos horribles pantalones naranja mojados y llenos de lodo. Afortunadamente encuentro un pantalón de mezclilla de mi talla y una sudadera gris, con esto basta.

Continuo con el camino, siento algo de frío, pues mis calcetines siguen mojados y no tengo zapatos. Paso por el bosque, varias veces se me enterraron pedazos de piedras y ramas en la planta del pie, creándome heridas.

No fue hasta al amanecer que llego a la casa que busco, la cual es de color blanco, hecha de madera. Sigue igual como la dejé, sin habitantes, llena de cintas amarillas con mensajes de "No pasar", ventanas rotas y la puerta principal, que fue de color gris, luce ya vieja, con grietas en la madera y la pintura deslavada. Espero que el sistema de seguridad este desactivado.

Entro por el jardín, al menos aquí nada fue tocado excepto por los roedores e insectos que han terminado con las hojas de los árboles y el pasto es demasiado alto, y verde, seguro es porque aquí no deja de llover. Entro por la puerta de la cocina, aún tiene sus aromas peculiares cuando esta casa era habitada, como cuando viví aquí con la familia que me "adoptó".

Paso por el comedor hasta llegar a la sala. Las sillas están fuera de su lugar, llenas de polvo y la mesa aún tenía esos arreglos florales que colocaba ella cuando cortaba las flores del jardín, pero ahora están marchitas. Subo por las escaleras. Aquí sigue desordenado y tirado, cajones aventados por todo el piso, papeles por todos lados, mesitas pequeñas volteadas. La única habitación que no fue volteada es la que antes era mi habitación. Todo sigue igual.

En mi escritorio dejé guardado algo de dinero dentro de un cajón oculto, aún tengo que sacar el que dejé enterrado en el jardín. Este dinero será suficiente para unos meses, después tendré que buscar algún trabajo ya estando en el colegio.

Aprovecho para buscar algo de ropa limpia y darme una ducha rápida para quitarme lo pegajoso. Debo de agradecer que la casa está lejos de toda la civilización si no escucharían qué hay alguien dentro.

El baño solo está lleno de polvo, las tuberías no se ven nada mal, abro la regadera dejando que salga agua que haya quedado estancada dentro de la cisterna, esperando que no cambie de color o tenga algún hongo. Para mi buena suerte, está limpia, como si alguien más viviera aquí. El agua fría es demasiado refrescante, incluso me relaja un poco.

Me pongo unos pantalones de mezclilla, una camisa de color azul, calcetines limpios y botas de piel. Tomo una mochila del armario y guardo el dinero, algunas cosas importantes, calcetines y algo de ropa limpia.

Voy al cuarto de mis padres adoptivos, aquí está todo en desorden. Algunas lámparas están rotas, la cama desordenada y algunos muebles volteados, encontraron lo que necesitaban; saco una gabardina larga de color negro del armario y una boina negra.

Estoy listo, ahora debo irme.

Al bajar a la sala, veo a una persona sentada en el sillón, solo se alcanza a distinguir la parte de atrás de su cabeza, al oírme bajar ella se levanta, y me muestra su rostro. Es una mujer de cabello corto, liso, color negro y me llega a la altura de la barbilla, facciones finas, ojos negros, delgada y viste de un saco largo de color café oscuro y pantalones del mismo color.

Ilusión.Where stories live. Discover now