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Cerró el diario lentamente al ver que ya no había nada más escrito. Se sentó en la cama al notar que sus piernas temblaban muchísimo. Tuvo que sentarse en la cama para no caerse, pues no creía que pudiera mantenerse de pie.

Sollozó durante varios segundos. ¿Cómo había terminado de esa forma? ¿Cómo ese chico del cual se había enamorado años atrás había cambiado tanto?

Aún recordaba claramente el día en el que se le acercó. No había hablado con nadie desde que su hermana fue atropellada. Recuerda como en esos días no dormía, no comía, incluso sus calificaciones empeoraron. Ella era su vida, la quería mucho.

Pero aún así él se acercó y le dedicó una sonrisa cálida. No quería que se fuera, así que empezó a hablar con él cuando en realidad lo que quería era estar solo.

Nunca pensó que tendría tantas cosas en común con ese chico. Él lo hacia sentir bien.

Sebastián cambió muchísimo. Cambió mucho por su culpa.

Si lo hubiera rechazado desde un principio ¿Las cosas serían diferentes? ¿Sus padres seguirían vivos?

Nunca imaginó que Sebastián pudiera hacer eso. Era un monstruo.

Volvió a poner el diario en su lugar al escuchar que Sebastián había vuelto. Intentó calmarse y secarse las lágrimas pero ya era muy tarde.

- ¿Justim? - El más alto se acercó a él - ¿Por qué lloras, cariño?

El castaño negó con la cabeza mientras se secaba las lágrimas.

- Sólo estaba recordando el día en el que nos conocimos.

- Aw, que lindo - Sebastián lo abrazó - Sabes, yo también pensaba en eso. Conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado.

Justim no pudo aguantarlo más y comenzó a llorar desconsolado. Se arrepentía de haberle dado una oportunidad. Ya no quería estar más con él, pero tenía miedo.

Sebastián acarició su espalda y se separó de el castaño para secar sus lágrimas.

- No llores, mi amor - Le dio un beso en los labios haciendo que el chico dejara de llorar - ¿Por qué no mejor te vas a cambiar? Tengo un lugar muy especial al que quiero llevarte por nuestro sexto aniversario de bodas. Y a lo mejor podemos tener una noche...a solas - Susurró para después morder su lóbulo.

El castaño tuvo que aguantarse las ganas de darle una golpiza y salir corriendo. Pero sabía de lo que era capaz ese tipo. No quería que más gente inocente muriera por su culpa, pero tampoco quería estar ahí. Ese tipo le daba asco.

Asintió con la cabeza y fue a la habitación que compartía con su esposo.

Debía arreglarse para aquel día tan especial.

Just Look At MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora