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La presión puesta en los estudiantes de escuela superior no es nada en comparación con el estrés que Jongdae está sintiendo justo ahora que se acerca la final del concurso de IQ regionales.

Se desveló noches enteras para llegar en donde se encuentra, no sólo para llevar prestigio a su escuela sino para enorgullecer a su viejo abuelo ShinDong.

Él es todo lo que tiene, y siempre lo ha apoyado en todo lo referente a su preparación académica desde que sus padres fallecieron en aquel accidente de otoño.

No se culpa por ello, en realidad era sólo un pequeño bebé que no podía recordar nada, ni a sus padres.

A decir verdad, ha sido un niño muy feliz, capaz de sonreír a la vida cuando el cielo es gris pálido y contar un chiste en momentos tristes para alegrar la apagada atmósfera sin luz.

Desde que tiene memoria, ha logrado conseguir un alto rendimiento en sus calificaciones, al principio no se esforzaba tanto como ahora, pero últimamente ha estado exigiéndose más de lo que puede dar, esto preocupa a todos sus amigos, bueno, al único que tiene, el extrovertido y muy ruidoso Byun Baekhyun; quien no ha dejado de molestar acerca de que tiene que descansar alguna vez.

-Ya te dije que voy a seguir estudiando por una hora más y no insistas -Dae enrredaba la extensión del teléfono análogo en su dedo mientras leía una hoja más de su libro de química inorgánica.

«-O sales de tu cuarto, o juro que voy por ti.»

No quería ponerlo a prueba, sobre todo porque sabía que no estaba haciendo ninguna broma.
Era como tentar un huracán, y de ellos se huye, nunca se confrontan.

-¿A donde se supone que debo salir? ¿Si quiera has visto como está el día? -Esperaba que su mejor amigo se creyera esa excusa tonta pero no tenia mucha fé-. Te apuesto que va a llover.

«-Te veo en la plaza, cerca de Starbucks y ni se te ocurra dejarme plantado Kim Jongdae.»

Escuchó un último bip que le confirmó que la llamada se había terminado.

Resignado soltó un suspiro, comenzó a guardar sus útiles de estudio en su mochila para después darse un baño y alistarse para despediciar una o dos horas, viendo chicos que podrían ser novios potenciales de Baekhyun, o aún mejor ir de compras a las tiendas de chicas sólo por un par de eyeliner.

Salió del baño más refrescante que había tenido en semanas, caminó hasta su recámara, en donde cogió una camisa azul marino y unos jeans casuales, tampoco creía que Baekhyun le reclamara por ir informal a la plaza.

Tomó un taxi y pudo ver justo antes de entrar, como el cielo se oscurecía, ahora parecía que tener poderes de predicción era demasiado tarde.

Se encontraba al frente de Starbucks, el lugar en el que, su oligofrénico amigo le había dicho que estaría pero habían pasado más de veinte minutos y no había una minúscula señal de que el pelirosa apareciera.

Veía como las personas pasaban, de una a una cada vez más rápido, con vidas interesantes y agradable compañía, lo que le hizo pensar; ¿Estaba haciendo lo correcto al dedicar al estudio más tiempo del necesario?

No lo sabía y la verdad no tenía tanto interés en ello. Sólo se iría de nuevo a casa, para regresar a su pequeña cueva de la sabiduría, refugiado en sus libros como nunca antes, claro, sin olvidar este pequeño desastre para recriminar a Baekhyun en la próxima oportunidad todas las malas jugadas que le ha hecho, aunque lo perdonaría muy rapido, después de todo, es su mejor amigo. Lo único auténtico que tiene en la vida, es la personalidad loca, basta e impulsiva de su amigo, ya que en la vida propia todo era sedentario, áspero y rutinario.

Teach You [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora