Un "viejo amigo"

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Ella iba caminando por la calle principal... eran las 7 de la mañana y se podía ver el rocío en los jardines que eran tan verdes como un pepino de aquellas enormes casas de los viejos ricachones, en la calle no se veía un alma, parecía un pueblo fantasma, con cada paso que dabas te sentías más solo. Llevaba unos jeans azul obscuro de tiro alto, una camisa a cuadros, y unos championes rojos que se veían sucios por la tierra de la calle. La bereda se veía impecable, no encontrabas un solo papel tirado y cada dos casas veías una caseta de un vigilante que cuando pasabas te miraba de reojo.

La casa de los Holand se encontraba al final de la calle, aquella era una perfecta oportunidad para aceptar el trabajo como profesora de baile de la hija pequeña del señor. Ella se había preparado desde los 2 años para entrar en una de las más prestigiosas academias del país, pero no lo había conseguido por falta de dinero, su pobre madre que trabajaba todo el día para llevar la comida a la mesa no había conseguido pagar la mitad de la beca y por eso no pudo entrar. El señor y la señora Holand la conocieron en un show a beneficencia al cual asistieron hace unas semanas, ella era una de las bailarinas principales y la que más resaltaba, al bailar te hacía viajar por el infinito te hacía sentir único y especial, dentro de ella tenía un ángel que cuando bailaba se iluminaba y te transmitía paz. Al terminar el espectáculo ambos quedaron tan maravillados con el talento de la chica que le propusieron enseñarle a su hija menor baile clásico; está era una gran oportunidad para ayudar a su madre con los gastos de la casa y poder ahorrar para conseguir pagar la mitad de la beca en la academia Winstong, este sería el primer paso para cumplir el sueño de convertirse en una  bailarina reconocida a nivel mundial.

Derrepénte un viento helado le congeló las manos y la cara, entonces tomó una campera gris de algodón que tenía dentro de su bolso y se la puso desprendida; cuando alguien se le acercó por atras y le dijo al oido: - me das todo o se te termina acá-. ella sintió desesperación, la angustia comenzó a subir por su garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas pero aún así contestó con su voz entre cortada : - no tengo nada y es enserio-, en la cartera no llevaba más que unos  chicles de menta, un libro, los documentos y las monedas justas para el boleto. El chico la tomó de los hombros y la dió vuelta; - no escuchaste taradita..?.-, pero al verla a los ojos se perdió en la mirada, él no pudo hacer nada, se sentía completamente perdido, y de repente vió que de los ojos de aquella chica se escaparon dos lágrimas que se resbalaban por sus mejillas rosadas. 

Él quedó atontado con aquella chica, no entendía lo que le pasaba entonces bajó la mirada y se escapó corriendo mezclándose entre la niebla de la mañana. Ella se quedó perpleja y cuando pudo reaccionar se dió la vuelta para buscar a aquel chico pero no lo encontró. 

Al llegar a la casa de los Holand tocó timbre, estaba asustada y confundida, no entendía como en un barrio de ricos que tenía tanta seguridad podría haber entrado un ladrón. Aquella era la casa más grande del vecindario, y tenía una piscina que era dos veces más grande que la casa de ella. Derrepénte se abrió la puerta y al ver hacia adentro ella se quedo paralizada, al abrir la puerta apareció el chico que le había intentado robar hacía un rato y luego había desaparecido. Al verse a los ojos el chico le sonrió y le dijo con una risa que se le escapaba: - cuanto tiempo no? - ella no supo que contestar, habían dos opciones,  él era un ladrón muy tonto que abría la puerta de las casas que robaba o vivía en aquella mansión. Cualquiera de las dos opciones era ilógica ya que no tenía sentido que viviendo en esa mansión tuviera la necesidad de robar, a no ser que no sea un miembro de la familia y trabaje allí al igual que ella; en ese momento pasaron tantas cosas por su cabeza que se sintío abrumada y lo único que pudo decir fue una pregunta tonta: - disculpá nos conocemos? -pero claro que me conoce que idiota, él es el que casi me roba hace 10 minutos, se dijo así misma; en ese momento su rostro pasó de ser tostado a rojo fuerte. Derrepénte el chico  salió al porge donde ella se encontraba, cerró la puerta detrás de el y se le acercó, ella dió un paso hacia atrás con cara de miedo, y el le dijo: - tranquíla no te voy a hacer nada. Ella aunque desconfiaba se quedó quieta, el chico sonrió y le susurró: - por favor no digas nada de lo de esta mañana, te lo voy a compensar. Ella al principio no entendía mucho y estuvo a punto de decirle:- decir?, disculpá ya mismo voy a llamar a la policía; pero al ver el rostro de desesperación de aquel muchacho le contestó: - está bien, no voy a decir nada, pero te tomo la palabra. El chico estiró la mano para "cerrar un trato", ella dudo un  poco pero finalmente estiró la mano y le dijo: -hola, soy Yazmín, y vos sos...-Felipe, contestó el.

Derrepénte se abrió la puerta y salió una mujer que los vió cuando se dieron las mano y dijo:

- hola, soy la señora Holand;

-hola, soy Yazmín -conbtestó ella entusiasmada

-me alegro mucho de que estés aquí, Valeria esá muy emocionada con aprender a bailar- Yazmín sonrió asintiendo con la cabeza y dijo: 

-yo también estoy muy contenta de estar aquí

De pronto la señora Holand miró a Felipe y  dijo:- veo que ya conociste a mi sobrino...

-si...- contesó ella confundida, como podía ser?, él sí era parte de la familia, pero por qué le había robado?, no tenía sentido.

Entonces la voz de Felipe interrumpió su pensamiento -somos viejos amigos; y le sonrió.

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