Capitulo 2.

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Como no quería hacer hincapié en su tensa relación con Stan, Harry volvió su atención al stripper, Eros. El joven estaba bailando al ritmo primitivo de la música, sus movimientos ágiles y sensuales. Para su sorpresa, se encontró con el endurecimiento dentro de sus jeans. No había tenido ese tipo de reacción a un desconocido desde su adolescencia.

Eros rasgó la camisa, dejando al descubirto músculos apenas definidos, con un vientre plano y piel dorada cremosa. Harry jadeó en voz alta. Pequeños anillos de plata en los pezones del hombre. A través de las alas, Harry vislumbró un enorme tatuaje en la espalda, a pesar de que no podía entender lo que era.

Los pantalones se desprendieron de lado, arrancados con un movimiento fluido. 'Deben ser pantalones especiales de los strippers', pensó, con la parte de su cerebro que aún funcionaba. Eros estaba bailando solamente con alas de plumas y una tanga dorada que no dejaba nada a la imaginación. Una vid* tatuada corría por la pierna derecha del hombre, todo el camino desde el tobillo hasta el gluteo. Se vio fascinado por los movimientos sensuales y con gracia del stripper.

Harry no se dio cuenta en un primer momento de que el número había terminado. Aplausos, vítoreos y algunas pocas propuestas indecentes de los asistentes lo sacaron de su estupor. Eros esbozó una amplia sonrisa a la audiencia y se inclinó en una reverencia profunda.

Eros salió del escenario con un gesto, y desapareció detrás de la orilla de la cortina. Harry tomó una respiración profunda y miró a su alrededor esperando que nadie pudiera ver cómo el número le había afectado. No tenía que haberse preocupado. Nadie le prestaba la menor atención.

Cuando la tensión en sus pantalones disminuyó, Harry a regañadientes, decidió que era mejor buscar a Stan. Se levantó y caminó hacia la barra, abriendose paso entre la multitud. Tuvo que rechazar varias ofertas a lo largo del camino. Stan no estaba a la vista, lo que aumentó la irritación de Harry de forma exponencial.

"Joder" masculló Harry mientras se deslizaba sobre un taburete vacío.
"¿Soy el único que no está en tríos?"

"No realmente" dijo una voz algo aguda desde detrás de la barra. "Parece de esa manera a veces".

Harry levantó la cabeza, en busca del dueño de la voz, y se sorprendió al encontrarse cara a cara con Eros. El joven vestía unos apretados pantalones negros ajustados a su cuerpo, haciendo que diera la sensación de que iban a romperse por la deliciosa presion que se apreciaba en los muslos; y una camiseta blanca, de manga corta con el bordado de La Gruta sobre el lado izquierdo del pecho. Su flequillo estaba sujetado detrás de su oreja. Pequeños mechones rebeldes escapaban hacia el costado de su rostro. Harry miró, preso de una súbita necesidad de tirar del anillo de plata en el labio con sus dientes.

El joven sonrió. "¿Qué te pasa, el gato te ha comido la lengua?"

Harry parpadeó, tratando de despejarse la cabeza. "¿Uh?" dijó, e inmediatamente deseó no haberlo hecho. Genial, pensó. Mentalmente se dió a sí mismo un golpe. Menuda gran impresión que estaba causando.

El stripper se echó a reír. "Sólo estaba diciendo que no, no eres el único que no está aquí para un trío. La mayoría de los chicos en el club vienen para encontrar a otras parejas para intercambiar, o para ver los espectáculos de sexo en vivo, pero todavía hay algunos en busca de hombres solteros con quien jugar. Con lo caliente que eres no es de extrañar que los atraigas como moscas, cariño."

Harry se aclaró la garganta.

"No estoy realmente solo. Estoy aquí con mi pareja." Se sintió aliviado de que no sonara nervioso esta vez, y se preguntó porque le importaba. No estaba exactamente disponible, después de todo.

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