Capitulo 05 - Declive.

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EDITADO.

Domingo por la mañana.

Me levanté por el odioso sonido del timbre y maldije mirando el reloj, hoy quería levantarme tarde, pero gracias a la interrupción debía comenzar este desastrozo día. Salí al pasillo en modo zombie y chequee brevemente la habitación de Mike antes de llegar a la puerta; la abrí sin prestar mucha atención pero me pasmé al notar una intimidante figura en ropa casual frente a mi puerta, regalandome una mirada confusa. Abraham, el guardaespaldas de Isaac, estaba frente a mi puerta a las 8:00am en una ropa un tanto extraña para él pero infinitamente sexy ummm.

-Buenos días- Saludé desconcertada, muy al tanto de mi apariencia desastrosa

-Hola, Emily- Saludó dudativo, un poco tímido- Vine porque...Ah... le prometí a Michael que le daría un paseo en el auto y... Lo llevaría a un campo de fútbol.

Dijo todo esto tímido y en voz baja, yo podía notar el rubor pintando sus mejillas y sonreí un poco, este chico era adorable. Me hice a un lado invitandolo a pasar y le indiqué que esperara en la isla de la cocina, mientras yo me encaminaba al baño único baño de la casa a asearme un poco. Luego de cepillar mis dientes y peinarme, salí a su encuentro y volví a sonreír, él miraba embelesado una foto donde salíamos con mamá en la playa, lo interrumpí sobresaltandolo.

-Fue hace un año, mamá se encontraba estable en ese momento- Él me miraba entre avergonzado y sorprendido- Relajate, Abraham, no voy a comerte.

-Lo siento, es una linda foto- Volvió a tomar asiento en la isla de la cocina y me observó fijamente.

-¿Ya tomaste el desayuno?- Abrí la nevera para sacar las cosas necesarias.

-Planeaba hacerlo en el camino-dicho esto carraspeo, yo me voltee a mirarlo.

-Ya no- Me encogí de hombros y comencé a cortar las cosas para el omelet.

-No, Emily, Yo...- Lo interrumpí.

-Chits- Escuché su risa baja- Comerás, es una orden.

Conversar con alguien mientras hacías las tareas que acostumbras es bastante refrescante. Descubrí que Abraham debajo de tanta timidez era una persona muy carismática e inteligente, una persona con la que podías entablar una sencilla conversación, hasta te daban ganas de contarle las cosas fuertes que no te atrevias a decir; y me gustó, era un cambio, él no me veía como todos los hombres lo hacían, ni siquiera me repasaba con la mirada, sólo se limitaba a hablar mientras me observaba cocinar y definitivamente me gustaba, era muy sano para mi.

Cuando terminé por fin el desayuno, lo dejé sirviendolo mientras yo me encaminaba a despertar a Mike, lo oí tararear una canción y sonreí, él me hacía sentir relajada.

Entrar al cuarto de mi bebé era como entrar a otro mundo, las pocas veces que su padre le ha mandado dinero lo he usado para comprar su ropa y ambientar su cuarto, y me encantaba completamente ver este espacio tan infantil e inocente en esta pequeña casa, la hacía sentir totalmente como un hogar. Me acerqué al pequeño bulto en el medio de la cama o lo observé respirar tranquilamente, era toda una mamá enamorada en este momento; con mucho cuidado me senté a su lado y acaricié su cabello rubio, dejando pequeños besos en su frente y logrando despertarlo. Me miro con una radiante sonrisa y habló efusivamente de un sueño que había tenido, cuando logré calmarlo recibí un saludo tímido.

-Hola mami

-Hola, cariño- Sonreí un poco- Te tengo una sorpresa.

-Oh- Sus ojos se iluminaron y se levantó de la cama con un saltó.

Riendo lo seguí hasta que se detuvo bruscamente frente a la cocina, su mirada se transformó en recelosa y tomó mi mano para apretarla, sabía que no le gustaban los extraños así que esperé que asimilara la situación, fue Abraham quien rompió el silencio.

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