Lost ➵YM

02

— ¡Jeon Jungkook! —un enojado Park Jimin llamó la atención de los empleados de la pequeña cafetería en la que ambos trabajaban.

El mencionado ante ese tono de voz aprovechó que se encontraba limpiando una mesa para esconderse bajo ésta.

— Jeon, más te vale salir antes de que te encuentre —Park siguió hablando con ese mismo tono que atemorizaba tanto al mencionado como a los demás empleados.

— ¿S-Si hyung? —Jungkook dejó a la vista la mitad de su rostro, sólo hasta la nariz, haciendo contacto visual con su mayor.

— Tenemos que hablar, ahora —el tono que usó para aquel "ahora" le informaba de que nada bueno le esperaba. El mayor dio media vuelta y se dirigió a uno de los cuartos donde guardaban el café y azúcar.

Jungkook salió de debajo de la mesa con las piernas temblorosas, acercándose al lugar donde su hyung había entrado. “Llama a Tae” había susurrado a una de sus compañeras de trabajo por miedo de que algo pudiera pasarle. Abrió con cuidado la puerta del almacén y entró lentamente, moviendo la puerta poco a poco para devolverla a su lugar original. Jimin más que enojado apoyó la mano con fuerza en ésta, dando un sonoro portazo que hizo dar un leve brinco a su acompañante.

— Ahora sí, Jeon Jungkook, me vas a escuchar —se colocó totalmente serio apoyado sobre la puerta para evitar cualquier intento de huida por parte del menor.— ¡Todo fue por tu maltida culpa! —comenzó a repatir una serie de golpes en el duro pecho del más alto pero sin hacerle un mínimo daño debido a sus pequeñas manitas.

— H-Hyung... —lo llamó el menor intentando frenar sus golpes. No le hacían daño pero lo molestaban a la hora de hablar— ¿Q-Qué se supone que e-es culpa mía?

El rostro de Jimin se tornó tan rojo, tan intenso color carmesí, que parecía que en cualquier mlmento estallaría debido a la presión almacenada en él. Por la cabeza de Jungkook pasó la idea de bromear sobre su estatura, decir que tanto enojo no podía ser almacenado por un cuerpo tan pequeño, pero el riesgo de ser golpeado en la entrepierna o algo peor hizo que mantuviera la boca cerrada. El más bajo, lleno de frustración, golpeó la pared, quebrándola un poco.

— ¡No me avisaste de que ya era hora! —gritó con desesperación, consiguiendo que una vena resaltara en su cuello, bombeando de una forma casi visible.

— S-Sí lo hice... —el menor comenzó a recargarse contra la pared intentando alejarse del mayor, que en esos momentos daba miedo.

Sí, como de costumbre, Jungkook tocó el timbre del departamento de Jimin a la misma hora de siempre pero, al no recibir respuesta y ver la hora, decidió irse sin su amigo. Había cogido esa costumbre de avisarlo cuando iba de camino al trabajo, solo que esta vez el sueño del mayor le jugó mala pasada haciéndose más pesado, ignorando las llamadas del menor.

Jimin calló.

— Llamé al timbre varias veces —comenzó a explicar Jungkook volviendo a su anterior postura— pero no contestate hyung, así que pensé que ya habías salido y sólo me fui.

La mirada del más bajo se posó en el suelo  arrepentido por haber subido el tono de voz de forma tan agresiva cuando no fue su culpa.

— Tranquilo, también fue mi culpa, debí haberme asegurado que estabas dentro —el más alto bajó su mirada por igual antes de pasar los brazos por la cintura del de cabellos rojos.

El de menor estatura correspondió su abrazo pasando ambos brazos por su cuello, pegándose más al joven en una muestra de gran cariño y afecto a la vez que de disculpa. Era algo reconfortante para ambos, conseguía que por un momento ambos se relajaran y disfrutaran del otro, completamente solos en la pequeña burbuja en la que se aislaban.

Aquella burbuja fue reventada cuando una de sus compañeras de trabajo entró sin previo aviso informando que debían volver al trabajo, los clientes comenzaban a llegar.

Ambos se separaron lentamente, sonriéndose mutuamente con ese brillo característico que tenían en los ojos cuando el otro estaba cerca.

— Debemos salir, Jungkookie —el mayor sonrió ignorando el cierto toque de nervios que acompañó a su voz.

El castaño asintió y tomó la puerta para abrirla frente a su mayor, permitiendo que éste saliera antes. Luego de cerrar la puerta tomaron caminos distintos en el espacio de aquella cafetería, yendo uno hacia la barra y otro hacia las mesas para anotar pedidos.

— Buenos días, bienvenido a “Coffe & Cream”, ¿que desea tomar? —Jimin se encontraba junto a una mesa mirando su libreta fijamente con una pequeña sonrisa que obtuvo al recordar el momento que vivió minutos atrás con su menor.

Ante la falta de respuesta del cliente hizo la libreta a un lado para mirarlo, encontrándose así con su mirada fija en él. Tragó saliva repentinamente nervioso y continuó con su reciente tarea de analizar a ese cliente tan particular, comenzando por su cabello de color verde menta, continuando por su serio y concentrado semblante y terminando por sus finos labios rosados.

“No creo que esto termine bien...”