Fool

Primer jugador

Song Minho | muerto | edad veinticuatro años.

Despierta envuelto entre sabanas que van desde los techos colgando con delicadeza. Un aroma agradable lo rodea, por lo que cierra los ojos dejándose llevar por la sensación apacible que esta la brinda; parece que alguien le dice "Tranquilo, todo está bien" mientras da unas cuantas palmadas en su espalda. Deja caer su cabeza hacia atrás, con un extraño dolor en su pecho que se va esparciendo como el veneno letal. Pero lo ignora, oyendo a lo lejos un piano que toca teclas al azar, desafinando en el acto y un reclamo desconocido le arranca la poca paz; abre los ojos de golpe, el aire le falta "Tranquilo, ya todo paso" jala de las sabanas ansioso.

—Lo lamento— habla en susurros. No sabe que es lo que lamenta, pero siente unas ganas irremisibles de expresar aquello que se instala en su corazón.

Unas puertas grandes se abren. Mino gira la cabeza, no hay nadie, ni siquiera el viento es fuerte como para lograr empujarlas. Pues todo parece tan quieto que la muerte se respira como la fuente de la vida en un compás de ironía. Sus manos se hacen unos puños, algo le dice que debe dejar aquel sitio para continuar con una travesía desconocida "Te guiare si me lo permites" asiente con la cabeza, conoce que todo este escenario es de lo más extraño. Espera el momento en que despierte, pero sus ojos no volverán a abrirse para vislumbrar las mismas cosas.

Se alza, dubitativo camina hacia las puertas, anchas, largas, como una de una construcción antigua recordando las que ilustran los cuentos de princesas que leía su hermana cuando eran más jóvenes. Mofarse de sus fantasías, sacarle la lengua y ponerle apodos desagradables para que Dana se molestara, le golpeara en la cabeza con sus manitas. Sonríe de lado en el acto, esos eran buenos tiempos. Mas no puede evitar un tormento que se va acrecentado por las venas de su cuerpo, siendo como la corriente violenta que lo va arrasando todo. Sube sus manos, apretando sus brazos para calmar la quemazón que va consumiendo lo poco que queda de él "Debes afrontar tu destino" una chica con una extraña mascara sostiene un cuadro en el cual la silueta no se alcanza a percibir. Al sentir la mirada de Mino voltea rápidamente por lo que de su extraña mascara, unos lazos del material brilloso se mueven en sincronía. Le recuerda a algo, pero no quiero hacer conexiones, debido a como se van desgarrando sus memorias al evocar extrañas situaciones "Es el momento de ver las cosas que has hecho".

Continúa andando, con la confusión robándole la poca calma que se instaló en el momento que despertó en aquel extraño lugar. Las teclas del piano tocando a lo lejos parecen ser gritos enfurecidos de un ser al cual daño. Pero no lo sabe, no quiere saberlo, cubre sus oídos con las palmas de sus manos "No, afronta lo que has hecho" baja sus manos, y las coloca ante él, percibiendo un leve temblor en estas. Tiene miedo, pero no tiene claro que lo hace sentir tan aprensivo. Pero no tiene opción, debe continuar por ese extraño camino para conseguir respuestas, quizá despierte en unos momentos.

Nota que hay un recoveco que le lleva a un lugar oscuro y curioso dirige sus pasos a aquel sitio. Pero al asomarse se percata de una luz que ilumina levemente el sitio, sin dejarlo absolutamente sumido en las tinieblas, sino en una neblina que le muestra un juego de escaleras que van y vienen por todos lados. Sin tener muchas opciones por las cuales encaminarse, se adentra para bajar por estas, descubriendo que hay más allá. Lo único que se topa son paredes descoloridas, sin cuadros, pero si unos cuantos ventanales empolvados que hacen pasar apenas los rayos opacos de luz, motas de polvo envolviéndolo, bailando alrededor.

Cadencia de memorias se va entretejiendo con los recuadros de los escenarios mostrados; Mino se ve a él, golpeando a alguien, gritando enfurecido, pero lo ve como la víctima, sintiendo el impacto quemándole la piel. Se sostiene de la pared, con un dolor de cabeza que desaparece tan rápido como sucedió aquel recuerdo, que parece no servir de mucho, pues se vio a él mismo y desconoce quién era la otra persona.

Retoma su andar, pero se vuelve a topar con el misterioso ser que lleva una máscara que cubre su rostro con aquel material brilloso y ese mismo cuadro que sostiene religiosamente. Gira su cabeza tratando de sacar un poco de información, pero supone que es una pérdida de tiempo, además del desasosiego que le causa su presencia, un arrepentimiento que lo deja agotado, robándole el poco aire que le queda para vivir. Entonces hace extrañas suposiciones de que necesita mantenerse por más tiempo y no puede desgastarse ¡Enojo! También le hace sentir eso.

—No te distraigas en el camino— un chico delgado le ofrece su mano para que la tome. Su cabello esta partido por la mitad y sus cejas son expresivas en ese rostro esculpido con delicadeza —Me han mandado para que te acompañe. Así que ven conmigo — sonríe de lado y Mino jura que pude vislumbrar una divinidad inexplicable en ese ser misterioso.

Presuroso va hacia donde este –tiene una necesidad de aproximarse, pues lo siente como el sinónimo a paz. Por su mente pasa el pensamiento de un ángel- pero al alcanzarlo desaparece, dejándolo en una sala absolutamente distinta; donde unas velas están alrededor, siendo la única iluminación en el sitio. Frustrado y más desorientado que en el comienzo deja que los sentimientos fluyan, en cada paso que da a lo que parece ser un altar, alzando la figura de aquel ser misterioso que usa aquella mascara. Se coloca ante está notando que al buscar su rostro lo único que puede ver, es el suyo distorsionado en cada espacio brillante.

—El tiempo se no has está agotando ¿no tienes ni idea de lo que sucedió? — Mino vira a su costado, donde aquel chico ha vuelto. Se percata que a pesar de la negrura en el sitio, este resplandece. Alza su mano, quiere tocarlo —Concéntrate que tenemos el tiempo contado — toma su mano entre las suyas; las cuales son tersas — ¡Eres un idiota! — Le propina una cachetada que lo desestabiliza — ¿Eso no te hace recordar algo? Sé un sentimental conmigo, anda ¿Por qué lo hiciste? — Lo toma del cuello, agitándolo con fuerza — ¡Reacciona!

Un pitido resuena despertándolo en otro sitio; esta en el suelo de una calle donde los grafitis están alrededor, pero no hay ruido de autos pasando, ni personas pasando, hablando, no, todo está solo. No quiere aceptarlo, pero las palabras de aquel hermoso ángel si le han traído unas cuantas memorias inconexas "Lo han mandado para esclarecerme algunas cosas" se sostiene de sus brazos para levantarse finalmente, sacudirse un poco el polvo y dejar que los sentimientos fluyan "Me dijo que fuera un sentimental" va analizando sus palabras con recuerdos perdidos que se van uniendo como piezas de un rompecabezas. Es que se encuentra con la chica de la máscara, pintando las paredes y decide acercarse, por lo que millones de sentimientos van siendo dentro de él como fuegos artificiales que lo van destruyendo todo a su paso. Entonces al sentirlo cerca voltea rápidamente y lo único que puede ver es su reflejo.

— ¿Es tu reflejo lo que te lastima? — El ángel vuelve a aparecer — Eres un idiota, estúpido ¡Tonto! — escupe en su rostro.

Mino molesto va contra el ángel para atacarlo, pero este desparece colocando al ser de la máscara para que con la furia, dolor, confusión, se deje caer contra este y destruya el cuadro que sostiene entre sus manos. Rasga molesto, un sentimiento que lo inundada por completo como veneno. Y se encuentra con un espejo, con su reflejo encolerizado, entonces lo sabe todo, lo comprende.

—No eran mis palabras, tú las colocaste en mis labios ¿Por qué te odias tanto Mino? ¿Por qué creíste que tenías la libertad de arrancarte la vida? — El ángel le ofrece su mano, aturdido la toma para levantarse —No puedes hacer ese tipo de cosas. Lo siento mucho Mino, pero conoces el castigo.

Song Minho | muerto por sus propias manos | veinticuatro años | mandado al infierno.