Kang Seungyoon | muerto | edad veintitrés años.
Los buenos recuerdos le hacen sentir cálido; abrazando a su amada, su aroma rodeándole como una fortaleza en la que nada podía dañarlo. Suponía que si ellos dos se quedaban juntos de esta manera, entonces serian invencibles y todo lo podría si se trataba de su querida. Sabía que estaba siendo un romántico, pero ella amaba ese tipo de cosas, que le dijera cosas lindas al oído, admirar su belleza, tomarle unas cuantas fotos asegurando que era tan preciosa que en todas resaltaría. Entonces aceptaba, posando sólo para su amado Yoon, que insistía en decirle que la amaba, tanto que la palabra se volvía extraña entre sus labios.
La observaba, usando uno de sus suéteres debido a una brisa helada que los visitaba en la mañana. Veía fijamente por la ventana, quieta, con una sonrisa leve dibujada en su rostro, los cabellos despeinados ya que apenas habían despertado. Yoon decide mirarla en silencio, sintiéndose afortunado de gozar de tales momentos con la persona amada, asegura que ha encontrado eso que las personas llaman media naranja. Pues es ella, le que ha robado su corazón, andando a los alrededores como una amante que lo hace ser una mejor persona. La ve por tanto tiempo que siente miedo de perderla, es algo que durante las noches le quita el sueño; busca en su cama y cuando se topa con su chica se tranquiliza "Aquí estoy, nunca me iré" le asegura, como si leyera su mente. Lo cual logra que se sienta aún más cómodo con esta relación y lo correcto que es todo.
—A veces las personas que más queremos, son a las que más dañamos — vira a su derecha. Un chico misterioso con mirada gatuna lo mira sin expresión alguna —Comprendo que la amabas. De hecho creo que tu crimen es bastante común por estos pasillos — mueve la cabeza de lado y su peinado justo a la mitad cae con elegancia. Una sonrisa de lado y Seungyoon siente que esta con un ser que no es humano, sino divino.
— ¿Dónde está? — alza la cabeza. Lo único que encuentra es una casona que va con el chico a su costado. Todo es pulcro, con matices opacas — ¿Dónde estoy?
—No puedo decírtelo por el momento. Pero debo recalcar que tu tiempo esta contado en este lugar— habla con una especie de sabiduría, grandeza que Yoon no comprende del todo —Así que anda por los pasillos, que están llenos de secretos. — le guiñe un ojo.
— ¿Qué eres? — se atreve a preguntar. El chico voltea a verlo de manera divertida, como si esa pregunta la hubiese escuchado en ocasiones pasadas y ya no le sorprende recibirla.
—Como quieras llamarme. Unos me dicen ángel, guía, sabio, esa voz que suena en tu conciencia — coloca un dedo en la frente de Kang —así que llámame como quieras, que pocos saben cuál es mi nombre verdadero.
Despierta en su recamara, con su amada durmiendo plácidamente a un lado. Cree que todo ha sido un sueño, aunque le sorprende la habilidad que tuvo para crear a un ser tan misterioso ¿o es que acaso se trata de alguien que vio alguna vez? Divaga entre las personas que se encuentra en su día a día; en la escuela, en su trabajo, por las callejuelas que debe andar. Pero no encuentra nada que lo lleve hasta ese pequeño sabio, o gato... si, es como si un gato tomara una forma humana. Sacude la cabeza, pensando que todo es una total idiotez y gira su cuerpo, estirando su brazo para alcanzar la cintura de su amante, entonces abrazarla hasta caer dormido. Sin embargo al tocarla su tacto es helado, no lo sabe pero tiene pavor en esos segundos. Puede tratarse de cualquier cosa, pero tiene un mal presentimiento, su estómago se revuelve "Tranquilo Yoon" la voltea y ve un rostro inexpresivo, con ojos perdidos, temeroso se percata de que no tiene pulso. Sabe que debe llamar a emergencias, hacer algo por ella, pero también conoce que es demasiado tarde.
Asustado su respiración se acelera, y lanza el cuerpo que cae de la cama estrepitosamente trayendo consigo memorias desgarradoras. Mira a los alrededores, como un asesino inexperto que debe esconder las pruebas de su crimen ¿Hay alguien que vio lo que hizo? Como la oscuridad se lo trago en aquella noche helada, sus ojos juzgándolo de mala manera. La sonrisa leve pintada en su perfecto rostro, el amor casi enfermizo que le profesaba. Jura que en las ventanas puede ver millones de ojos que sin parpadear permanecen, observando el espectáculo sin decir palabra alguna. Solo se quedan, sin importarle como el amor de su vida está agonizando en esa noche estrellada. A la que le dedico las letras de sus poemas, la dueña de sus desvelos, su musa misteriosa, la princesa en lo alto del castillo rogando por su vida.
—Seungyoon... por favor — las lágrimas recorren sus mejillas y sus manos manchadas de pintura negra dejan una marca en su cuello delicado. —Déjame ir. — aprieta con más fuerza. Una parte de su ser quiere hacerlo entrar en razón. Otra le grita que termine con esta idiotez de una vez. —No cambiare de opinión, eres un idiota, estúpido, tonto. — sonríe de lado.
De repente a quien sostiene no es a su amada. Sino aquel Sabio Gato, como decidió llamarle y lo suelta por lo que este cae con un sonido hueco en el piso de aquella gran mansión donde lo vio por primera vez. Baja la mirada, este ya se ha levantado sacudiéndose un poco, tronándose el cuello.
—Ella nunca cambio de opinión. Fuiste un gran tonto hasta el último momento.
Lo ve a los ojos y en ellos encuentra su verdad, como si siempre estuvieran escondidos ante él sin darse cuenta. Sus crímenes, su realidad en el tiempo presente y solloza sin control de sus sentimientos que lo llenan de furia estúpida que lo llevo hasta su muerte. Sus rodillas impactan contra el suelo, dejándose llevar por las memorias de su amada muriendo entre sus brazos y el tomando la decisión de acabar con su propia vida debido a la culpa que lo carcomía. Porque la adoraba tanto que perdió su cabeza en el acto, abandonando su humanidad para convertirse en un monstruo que mantenía cautiva a la princesa sin dejarla ver la luz del día. Por eso ella veía anhelante por la ventana, como las personas jugueteaban por los jardines cercanos a su cárcel y Seungyoon como el guardián cuidaba cada uno de sus movimientos. Viviendo de halagos vacíos hasta el momento en que le dijo sus verdades, entonces Yoon no lo soporto no quería escucharla decir aquellas cosas. Ella era sumisa, hermosa en sus silencios, risillas que se quebraban como rimas desbaratadas que se llevaba la brisa que se colaba por los ventanales. No podía simplemente presentarse ante Yoon y decirle que era un tonto.
—Trataste de recordarme como si me hubieras visto antes ¿Sabes? Alguna vez fui humano — gira su cabeza hasta donde aquel Sabio Gato lo ve desde arriba, bajando un poco la cabeza —Pero pienso lo mismo que ella. Ya sabes que es lo que te ganaste debido a tus pecados.
Entonces la ve, está entre las llamas, sonriendo satisfecha del doloroso destino que le toco al hombre que la lastimo.
—Eres Nam Taehyun. Yo no pude salvarte.
Kang Seungyoon | muerto por sus propias manos. cuchillos | veintitrés años | mandando al infierno. pena doble por asesinato.

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Fool
FanfictionInspirado en el vídeo de Fool (WINNER) desde mi perspectiva explico y agrego un poco de mi propio fruto al mensaje que me ha dejado en conjunto con la canción. Además de permitir que mi imaginación volara un poco, espero lo disfruten tanto como y...