Madre

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Palabra grandiosa que pronunciar todos quieren en su vida.
Yo aún le doy sonido aunque no estés viva, aunque digan que tú ya partiste, tú presencia sigue todavía más fija.
Cruel es la distancia:
Saber que perdemos en contado instante lo que más queremos, que sus labios finos, tan fríos e inertes callarán ya siempre, y sus manos suaves y su cabellera, esa que volaba el plácido viento, se han quedado mudos sin un movimiento, parece que la muerte de uno se riera y ni se condoliera de su sentimiento.
Hoy que miro a todos al pie de su madre y yo en cambio al lado de una sepultura, rezo a tu memoria, y en la fría penumbra limpio alguna lágrima de la triste tumba, y ruego que aquellos que la tienen viva depositen siempre calor y ternura.

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