Prólogo

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Ethan corrió, corrió y corrió hasta que no pudo más.

Apretaba la mano de Mia con tanta fuerza que probablememte la lastimaba, pero no podía dejar de pensar que si aflojaba solo un poco, su mano se resbalaría y las cosas empezarían a desmoronarse.

Sentía los muros temblar y sabía que el edificio se derrumbaría en cualquier momento, lo único en que se concentraba era en sacar a Mia de ahí, no imaginaba que pudiera pasar nada más.

Entró por el pasillo lleno de paneles y generadores que se sostenían al techo, cada panel mostraba la imagen de uno de los laboratorios ahora vacíos y oscuros. La evacuación había tomado a todos por sorpresa y en los laboratorios se veían máquinas encendidas y agujas sin usar.

 Ethan corrió lo más rápido que pudo pero no hubiera podido preveer que, apenas a dos metros de la puerta que llevaba a la siguiente zona aún en pie, el techo se derrumbaría sobre sus cabezas.

De pronto solo vio oscuridad y ya no sostenía la pequeña mano de Mia. Se libero de los escombros en un tiempo record y empezó a gritar su nombre mientras la desesperación y el terror se apoderaban de el. Al segundo llamado una mano temblorosa salió de los escombros y escuchó un débil "estoy bien".

Convencido de que aquello era cierto, removió los escombros y cuando encontró a Mia finalmente se dio cuenta de la cruel mentira que ella le había dicho sin darse cuenta. No estaba bien. Nada bien. Además de los moratones y heridas que la cubrían descubrió un horrible tubo metálico enterrado en su estómago.

Ella lo miró asustada pero con la mirada firme. Le tomó la mano para levantarse y lo guió nuevamente hacía la puerta. Ethan seguía dominado por el pánico. Era una herida grave y no sabía cuanto tiempo podría seguir Mia con ella sin sucumbir al dolor, no lograba concebir que algo le sucediera. La protegería sin importar que. Incluso de ella misma.

Coldest HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora