#7

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La hora en mi celular marcan las 21:30. Aún estoy aquí en la parada del autobús, nuestro lugar de encuentro, en medio de una terrible e indeseable tormenta de nieve.

Hoy era nuestra primera cita.

La hora acodada era a las 20:00. Si, sé que es bastante tarde y que la nieve imposibilita a cualquier vehículo transitar sin problemas.

Pero, ¿Por qué?

¿Por qué sigo teniendo la esperanza de que Aominechi aparecerá en cualquier momento con un semblante despreocupado inventando alguna que otra excusa por su llegada tardía?
Desde el principio, Aominechi no estaba tan entusiasmado con la idea de tener una cita. Debí tomar eso más en cuenta.

"Aominechi" Dije haciendo el tazón de palomitas a un lado. Era fin de semana y el invierno se había instalado en la ciudad casi tan rápido que no nos dio tiempo de hacer planes, así que decidimos alquilar algunas películas.

"¿Mmh?" Apenas podía hablar, tenía la boca repleta de palomitas. Eso me hizo reír.

"Luego del trabajo...Tengamos una cita" mis mejillas se sintieron arder al decirlo.

En ese instante -y no sé como- se trago todas las palomitas de una vez y se quedó ahí, con sus orbes azul eléctrico posados en los míos, observándome con una expresión que no conocía. ¿Estará molesto? 

"¿Una cita?." Y calló un rato, como meditando sus palabras "Pero si ya vivimos juntos, ¿No es acaso suficiente?"

"Vamos Aominechi" insistí "Las citas no sólo son románticas, también son muy divertidas. Además, nunca tuvimos una." Un leve puchero surgía de mis labios.

Me observó unos segundos, dio un ligero suspiro y dirigió su atención a la televisión.

"Si tú quieres..."

"¡Si!, gracias Aominechi" una inmensa alegría invadió mi ser y lo abrace como pude, acurrucándome a su lado. "Ya veras, no te arrepentirás"

"Si, si..." Dijo sin prestarme mucha atención.

Estaba ansioso y emocionado. Por fin tendríamos una cita. Nuestra primera cita.

Mis piernas están empezando a temblar y mis dientes chocan unos con otros, tiritando casi sin parar. El reloj marca las 22:37.

El ya no vendrá.

Volveré a casa, ya no puedo seguir aquí.

Yo solo quería pasar tiempo con el, pasear sin rumbo fijo, tomarnos de la mano, molestarlo robándole algún que otro beso frente a una chica.

Yo solo quería crear un recuerdo.

Empiezo a caminar alejándome lentamente de la parada del autobús. El viento choca con mi rostro en un aparente arrebato de furia. No está a mi favor hoy y al parecer la nieve tampoco. Esta se acumuló berrinchuda en la carretera, haciendo cada vez más difícil mi caminar sobre ella.

Siento mis piernas congelarse con cada paso, la nieve casi llega hasta mis rodillas. En un inútil intento de encontrar equilibro en este imposible andar, tropiezo con que-se-yo y caigo desprevenido.

La nieve me abraza, gustosa por mi desdicha.

Ya no tengo fuerzas para caminar. Mi cuerpo está cansado y mi pecho duele.

Ya sin poder evitarlo, lágrimas de tristeza, tan rebeldes como melancólicas, escapan de mis ojos e inundan mi vista, empapando con tibios senderos mis mejillas heladas.

Cómo Conquistar al estilo Kuroko No Basket |One-Shots|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora