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ACTO UNO💫 CAPÍTULOUNO ALHENA Y EL NUEVO PERSONAL DE HOGWART
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Las vacaciones de verano de la familia Lupin nunca eran muy diferentes a las anteriores; aun así Alhena agradecía que sus padres se tomaran el tiempo para ello. Casi siempre iban a acampar con los niños Weasley o con los amigos de Alhena; o iban a lugares que quedaban cerca de Londres, junto con Neville, y turisteaban por ahí.
Sin embargo, también habían veranos en los que, debido a que Samantha no podía salir de vacaciones, no hacían nada. Alhena y Neville se quedaban en la casa del otro en compañía de Leo y jugaban toda la tarde ahí.
En ese soleado, pero no tan caluroso día de verano, el par de amigos se encontraban en la habitación de Alhena.
Muchas fotografías familiares y de amigos saludaban y sonreían desde las paredes, en conjunto con unos cuantos pósteres de bandas muggles; banderines de Gryffindor colgaban sobre la cama, y muchos libros estaban perfectamente ordenados en el pequeño librero que estaba en un rincón. Y justo al lado de su cama, había una pequeña repisa donde había una foto de una pequeña niña sin dientes abrazando a su abuelo Lyall por el cuello; en medio había una vieja casetera y a su alrededor mucho casetes de The Beatles que habían sido de su abuela Hope.
Como era de esperar música de The Beatles invadía la habitación, Alhena, sentada en el alféizar de la ventana, leía su libro de metamorfomagia mientras tarareaba las canciones de su grupo favorito. Neville, por su lado, estaba tendido en la cama de su amiga tarareando la canción, de igual forma, e intentando leer su regalo adelantado de cumpleaños, un libro de herbología avanzada, de parte de la familia Lupin. Leo, el anciano perro de los Lupin descansaba cerca de Alhena.
De pronto, se escuchó a alguien tocando la puerta. Alhena no alejó la mirada del libro y sólo dijo «adelante», a lo que Neville se sentó rápidamente de la cama. Remus Lupin entró en la habitación de con una bandeja que contenía dos vasos con zumo y un plato con galletas.
Desde que tiene memoria su padre siempre tenía su cabello canoso y lucía enfermo y pálido, no obstante, su mirada alegre y cariñosa nunca se fugaba de sus ojos, por lo menos para su hija y su esposa.
