Soledad

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Las letras estaban al revez, en todos lados, salí de mi casa y el cielo se veía gris, pero no sólo el cielo, ¡todo! Una gruesa capa de neblina cubría todo el horizonte a donde quiera que volteara

Lo único en que pude pensar era en mi hijo, tomé mi auto el cual había aparecido en el lugar donde lo estacioné, pero los sucesos extraños seguían.
No había ningún otro auto, autobús, motocicleta, ningún otro vehículo móvil. Solo yo. Por mas que avanzaba las calles, avenidas y autopistas estaban vacías, no solo de vehículos, pues no había visto ni una sola persona desde que desperté

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