Capítulo 3. Chris

6.6K 799 395
                                    

Todavía no me lo creo. Vamos, es que ni me cabe en la cabeza lo que me acaba de pasar. Estoy cabreado con el mundo entero, pero sobre todo con él. Qué idiota soy. Y pensar que me quería... Tengo muchas ganas de gritar ahora mismo hasta quedarme sin voz.

Idiota. Idiota. Idiota.

Que soy demasiado inmaduro dice. Que no soy valiente por no ir diciéndole a todo el mundo lo que soy. Que soy un cobarde con mis padres. Que me escondo de todos. Que no es por mí, que es por él, que necesita a alguien con la fuerza suficiente como para no importarle lo que piensan o pensarán los demás.

Y tiene razón, pero no se la he dado.

Maldito Mateo. Si me quisiera, aunque sea un poco, lo entendería. Pero no. En vez de apoyarme, me deja. Una decisión muy bien razonada, sí. Luego el inmaduro soy yo...

Me está jodiendo mucho no tener a mi mejor amiga ahora para contárselo todo. Y tampoco lo haría, no quiero preocuparla con mis problemas, que bastante tiene ya con lo que tiene como para ir escuchando las tonterías mías.

—¿Me estás escuchando?

—Ajá —respondo con la vista perdida.

Tengo que dejar de pensar en Mateo. Que le den. Que se vaya a bailar fandangos por todos los pueblos de España. Me da igual. Y que se lleve a su loro Memo con él, al que le daba siempre cacahuetes cuando iba a su casa y me decía «Gilipollas» con su voz de pito.

—Pues eso, Chris, que la ex de Diego me ha mandado un mensaje diciéndome que Ari está liada con él.

—Ajá —vuelvo a contestar.

Mateo. Si no fuera porque soy demasiado bueno le hubiera dado una bofetada en cuanto me ha dicho esas palabras en el hospital. Es que se la merecía.

—¿Quieres que follemos salvajemente en mitad de la calle?

—Ajá.

Un cojín se estampa en mi cara y me saca de mis pensamientos.

—¿Qué pasa? ¿Qué pasa? —pregunto, volviendo a la realidad.

—Joder, tío. Yo contándote mis problemas y tú pasando olímpicamente de mí mientras piensas en la polla de tu novio —me reprocha Álvaro.

Estamos en mi casa. Álvaro ha aparecido antes aporreando mi puerta como un loco y, cuando le he abierto, ha empezado a decir cosas incoherentes sobre Ari, Diego, la ex de no se quién y mensajes de Facebook.

—Perdona. Es que... Lo hemos dejado —contesto.

—¿En serio? ¿Por eso estabas llorando antes? —se sorprende—. ¿Y por qué ha sido? ¿Por discutir quién sería el hombre de la relación? —Se carcajea. Qué cabrón es. Se va a enterar.

—No —respondo muy serio. Después, me levanto y me siento a su lado. Finjo un suspiro al mismo tiempo que él me mira con atención—. Ha sido... porque... me gusta otra persona.

—Guau —dice.

—Mira, te voy a enseñar quien es. —Saco mi móvil del bolsillo—. Acércate.

—A ver.

Conforme se va a arrimando, me acerco a su oreja y se la muerdo. Álvaro da un respingo y se levanta rápidamente del sofá.

—Me gustas tú, guapetón —digo poniéndole ojitos.

Menuda cara de haber visto un fantasma se le ha quedado al pobre.

—¿Qué dices? —Se limpia la oreja con la mano, haciendo una mueca de asco.

No aguanto más y me empiezo a reír a carcajadas.

Entre el hielo y el fuego (Between #2) COMPLETA EN AMAZON ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora