Iniciaba el verano. El verano que finalizaba mis estudios en la secundaria, y me embarcaba en la NYU. ¿Cuantas veces había soñado con estudiar en esa universidad? Me imaginaba a mí; por el campus paseando con los nuevos amigos, que alternase allí; estudiando en la gran biblioteca que poseía la facultad; en los fines de semana iría descubriendo la gran ciudad. Y quizás, y solo quizás, conociese al amor de mi vida allí. Por qué sí, creía en el amor verdadero.
Y sé qué, suena a una chorrada, pero conservaba la esperanza de que todas esas comedias románticas de Tom Hanks o Richard Gere pudiesen realizarse fuera de las páginas de las novelas rosas.
Pero claro, por esos entonces aún me subsistían dos meses previos a mi instalación cómo alumna en la NYU, y no tenía ni la más mínima idea de lo que podía acontecer en dos míseros meses. Qué él apareciera en dos míseros meses.
Quizá, mi mirada calificativa y su condenado atractivo pero irreverente temple, fuese un buen golpe en la cara para ambos. En principio, era un adolescente malcarado, que no tenía respeto por nadie. No concebía en esa necesidad de pasarse por el forro todo lo que interfiriese en su camino. Puede que una de las cosas que le caracterizasen fuese su falta de redundancia, su forma compulsiva de tener todo lo que le entrase por los ojos.
Jamás se me habría pasado por la cabeza, que alguien pudiese hacer que el recuerdo de un mero roce me hiciera enloquecer. Después de todo, después de tanto, sigo sin saber con certeza lo que me sucedía cuando me tocaba, su tacto era mí perdición.
En cierto modo, no tenía idea de que solo él era, Jackson Price
ESTÁS LEYENDO
Demon Price
RomanceCuando no puedes resistirte a algo, es complicado mantener la cordura. Aún cuando, lo que te atrae sea tan insignificante como devorar un plato el cual contiene tu comida favorita, pues estas hambriento. Como irte a dormir a las tres de la madrugada...