Capítulo Uno.

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En la oscuridad de aquel bosque;Se notaba que ésa noche en particular era diferente a las demás.Una mujer con una hermosa túnica azúl marino iba corriendo,no escapaba; Sólo tenía que encontrar dónde dejaría aquella canasta.Llevaba horas en busca de un lugar.

Estaba cansada,se podía notar,su velocidad iba disminuyendo;Quería dejar aquella canasta e irse.

No tenía el deseo de quedarse más tiempo ahí y menos con el niño que se encontraba en la canasta.Ella no mentía,de verdad no lo quería,sólo quería deshacerse de la canasta.

Vislumbro a lo lejos...Un bello Jardín de Rosas;Hermoso;Hermosas Rosas que ella misma creía que inofensivas.

Cuando ella llegó al lugar que anteriormente vio cuando por fín localizó el lugar correcto,dejó la canasta,pero un rastro de culpa la hizo agacharse y destapar la canasta; Y se pudo notar dentro a un bebé que sólo llevaba una túnica blanca leche con adornos dorados,precioso,pero éso no era lo que realmente llamaba la atención.Su belleza era lo que en realidad lo hacía notable.

Sus ojos color Azúl Oscuro.
Su cabello color Aguamarina Oriental.
Largo,que enmarca su rostro.
Su tez blanca y rasgos muy definidos.
Todo éso lo hacía Bello.

Muchos que lo pudieran ver;Creerían que una niña,una hermosa niña.Pero lo que tenía en su entrepierna decía lo contrario.

Lo admiro por última vez.Antes de sentirse mareada y con ganas de vomitar; Pudo notar que en su pierna derecha en la parte baja tenía sin ninguna equivocación 6 espinas de alguna de aquellas rosas,ni ella misma supo como se las clavó o de porqué Sucedio.

Por alguna razón no sentía dolor.Pero tenía la impresión y sensación de no querer estar más ahí;No podía.Cuando por fin se aseguró de que la canasta estaba bien decidió irse sin mirar atrás.

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Algo en su transcurso,no la dejó seguir ,cuando caminaba sentía que aquellas espinas se le clavaban cada vez más y más; Hasta que por fin sintió aquel desgarrador dolor,que la hizo caer al suelo y con la poca fuerza que tenía levantó su pecho y subió un poco aquella túnica y notó que aquellas espinas se había incrustado en su pierna completamente.Cuando sintió la última clavada no pudo evitar gritar;Era el dolor más indescriptible que sentía y sentía cada vez más su Sangre Pesada,Ardiente,Peligrosa...Como...Si fuera Veneno.

Poco a poco,ella fue bajando su voz hasta sólo miraba vagamente como el cielo se ponía claro,estaba amaneciendo.

Nunca antes lo había notado o simplemente no le tomó importancia,pero el amanecer era hermoso al igual que aquél bebé que había dejado sólo y abandonado.

Y en ese pequeño pensamiento;Notó que no le quedaba mucho tiempo,ella estaba muriendo.Aquellas espinas clavada en aquél lado de su pierna la habían envenenado,era desconcertante y poco creíble pero era así.

Muy poco.

Sentía que todo pasaba lento y el dolor se intestificaba,era tan doloroso para ella,ya ni fuerzas tenía.

Sólo se quedoo ahí,admirando el hermoso cielo.Ni se había inmutado en salvar su Vida. Ni ella misma se lo creía.

En los pocos minutos que le quedaban.Sabía que había hecho muchas cosas malas e imperdonables.Y dejar a su hijo en un Jardín de Rosas Venenosas era la gota que desbordó el río.

Río un poco con las últimas fuerzas que tenía;Era la primera vez que lo llamaba así.

Y con su último parpadear y voz,pudo decir.

-Hi-Hijo.

El nombre más hermoso que pudo conseguir para su hijo no deseado.

Y ahí fue su último:
Respirar y de todo el mal que causó.

Había muerto.


Albafica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora