4 - Visitando a Yuuko

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Las manos de Eriol estaban completamente cubiertas de sangre. Spinel en su forma de pantera estaba inconsciente, por la magia, tendido sobre una cama. Nakuru y Shaoran ayudaban a sostener al animal, mientras el pelinegro movía sus manos cociendo las heridas que permanecían en el cuerpo de Spinel, pues los cortes más grandes y profundos no fueron recuperados, completamente, en el capullo. Después de varias horas las heridas fueron cocidas y las vendas cubrían el cuerpo del guardián que permanecía inmóvil e inconsciente sobre la cama.

El timbre les llamó la atención y los tres se miraron a sí mismos. Todos estaban con la ropa y las manos cubiertas de sangre.

—Es Sakura —susurró el pelinegro—... pero esta con alguien más... creo que... ve Nakuru —concluyó después de dudar un poco. La guardiana tomo el cubrecama que había quedado en el piso y se envolvió en el para cubrir las manchas de sangre y salió de la habitación.

—Tal vez deberíamos cambiarnos ¿tienes algo de ropa que me prestes? —peguntó el castaño comenzando a quitarse la ensangrentada camisa mientras caminaba hacia el baño de la habitación.

—Claro, pero ¿no es más rápido usar una ilusión? —sugirió Eriol siguiendo los pasos del castaño.

—No, ya puede ver a través de ellas sin dific... —un grito de Sakura impidió que el castaño terminara lo que estaba diciendo—... mejor nos apuramos.

Eriol también se quitó la camisa y después de lavarse las manos fue hacia el armario y sacó ropa para ambos. En eso escucharon los pasos presurosos y unos instantes después vieron entrar por la puerta a una preocupada Sakura, la castaña se detuvo los observo a ambos y luego centró sus verdes ojos en el guardián que descansaba sobre la cama cubierto de vendas.

—Spinel —susurró la muchacha llevando ambas manos a su rostro para cubrir su boca.

—Está bien, tuvimos que usar magia para dormirlo y poder curarlo —dijo el pelinegro mientras le arrojaba una camisa al joven chino. La castaña los observo con un brillo en los ojos que les anunció que estaban a punto de desbordarse en lágrimas...

—El que se llevó a Tomoyo lo atacó —dijo Shaoran adivinando que su amada quería saber que le había pasado al guardián...

—Y el muy maldito lo encerró bajo un muy poderoso sello, casi indetectable, para que muriera, de haber tardado un día más —agregó el pelinegro, mientras se ponía la camisa, sin despegar sus ojos del cuerpo de Spinel, que apenes se movía cuando respiraba...

—¿Quién vino contigo amor? —preguntó el castaño poniéndose la camisa que Eriol acababa de darle.

—Sonomi insistió en que un grupo de guardaespaldas me acompañe y que al menos una de ellas valla conmigo a todos lados —respondió la castaña acercándose a Spinel y acariciándole dulcemente la cabeza—... está muy preocupada —la castaña volvió a centrar sus ojos en el pelinegro—. Por favor dime qué ya sabes algo... ¿sabes dónde está Tomoyo?

—Quisiera decir que sí pero no lo sé... Aunque sé de alguien que pueda ayudarme a averiguarlo —respondió Eriol luego de dudarlo un momento sin dejar de ver a su Guardián tirado en esa cama.

—¿Vas a pedir ayuda a Yuuko? —preguntó Nakuru volviendo a entrar en la habitación. El pelinegro soltó un lento suspiro y asintió—... ¿Usamos el portal?

—Usaremos el auto, no quiero arriesgarme con este maldito desequilibrio —dio dos pasos hacia la puerta y se detuvo volviendo a ver a Spinel—, Nakuru tú te quedas con él... necesita que lo cuidemos mucho —volteó a ver a la pareja de castaños—, ¿ustedes vienen conmigo?

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